Se puede esperar cualquier cosa en la alfombra roja de una de las grandes fiestas del mundo de la moda, la Met Gala 2016, que se llevó acabo este lunes, recalcó por qué este encuentro sacude al diseño internacional cada mayo.
En la inauguración de Manus x Machina: Fashion in an Age of Technology (Manos por máquina: La moda en la era de la tecnología), se reunieron docenas de estrellas de la industria de la moda, la música, el cine, el diseño y sus musas, en una fiesta benéfica dedicado al Instituto del Vestido del Museo Metropolitano de Arte de la ciudad de Nueva York.
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“Existe una conexión entre el miedo y la ropa. ¿Fue la alta costura una reacción ante la ansiedad de las posibilidades democráticas de la máquina de coser? Los dos se produjeron en la misma década (de 1850)”, dijo a Financial Times Andrew Bolton, curador del Instituto del Vestido del Met.
“Considero que la gente espera que este espectáculo sea daleks (una raza mutante extraterrestre ficticia de la serie británica de ciencia ficción Doctor Who ), y no lo es. Ve la tecnología como algo romántico”, comentó.
La Gala de este 2016, se rindió en honores a la historia de la moda, que ha ido evolucionando paralelamente al desarrollo de tecnologías a la mano de casi todos.
“La moda y la tecnología están íntimamente conectadas, ahora más que nunca. Es hora de examinar el papel que ha tenido la ropa hecha a mano y la que ha sido creada con máquinas. A menudo se han visto como contrarias, pero en esta exposición las presentaremos de una manera en la que ambas son protagonistas”, afirmó Thomas P. Campbell, director y CEO del Met.
Desde los inicios del diseño de moda, la tecnología ha brindado los instrumentos para hacer realidad lo que la mente del maestro diseñador sueña. Coco Chanel Christian Dior, Yves Saint-Laurent y Cristóbal Balenciaga, entre otros, fueron maestros del diseño porque supieron manipular esas herramientas a su antojo y, así, darles forma a sus más arriesgadas prendas.
Con el paso de los años, las manos de los diseñadores han dependido o aprovechado lo que la tecnología les ofrece. La gala de este lunes fue ocasión para celebrar esa capacidad de cambio.
La Met Gala no solo es una de las mayores vitrinas de la moda, sino también un acontecimiento social para el cual sus invitados se preparan hasta con un año de anticipación para apoyar al Instituto del Vestido.
En esta institución, que actualmente cuenta con 35.000 piezas en su colección, reposa una caricatura de Diana Vreeland, exeditora de Vogue de Estados Unidos, quien en 1971 transformó el Instituto del Vestido, entonces una bodega de almacenamiento de ropa, en un espacio de exposición de lo mejor de la moda.
Responsable. La encargada de impulsar la gala es una mujer fría, exigente, detallista y temida por muchos, aunque otros le agradecen su aporte a la historia de la moda. Su nombre es Anna Wintour, editora en jefe de la revista Vogue. Ella es quien ha estado a la cabeza de este magno evento desde 1995.
Su liderazgo se ha visto reflejado en los números del Instituto del Vestido, que el año pasado recaudó $ 12,5 millones, suficiente para financiar la institución.
Esta estrecha colaboración de Anna Wintour y el museo se examina en detalle en el documental The First Monday in May, estrenado en el reciente Festival de Cine de Tribeca (del 13 a 24 de abril), donde se visualiza el proceso creativo de esta muestra anual del que todos desean ser parte.