Para esta edición de Viva hemos escogido a personajes de los que ya hemos hablado antes en otras secciones del periódico: los líderes y creadores de la incipiente industria de videojuegos en Costa Rica.
En esta ocasión, les hemos pedido que conversaran con nosotros como nunca antes lo habían hecho: como jugadores apasionados, fanáticos de las consolas, enamorados de uno de los entretenimientos más completos que ha creado el ser humano.
Para Mariela Montoya, la puerta de entrada al mundo de los videojuegos no fue una consola.
El primer mundo fantástico que contribuyó a crear lo recorrieron miles de personas: se podía tocar, transitar y escuchar. En la casa de los sustos del Parque de Diversiones, la artista visual confirmó su voluntad de “llevar la pintura más allá”.
Montoya, artista de 28 años, se encarga de arte conceptual, texturización y modelado de algunos productos de la empresa tica Headless Chicken Games .
“No es lo mismo pintar un mural que un entorno que será transitable. Se trata de brindarle el carácter deseado a un entorno, una escena o un personaje”, explica.
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Al llegar al Parque de Diversiones, sin saberlo aún, se acercaba a los videojuegos. “Aunque se trabaja con juegos, no son digitales, pero tuve la experiencia de diseñar espacios y entornos ‘jugables’”, considera. Por ejemplo, un portón en un sitio así no puede ser solo eso: debe sentirse como un umbral fantástico. Allí, su arte encontró cómo lograrlo.
A lo digital llegó por medio del arte glitch , que aprovecha errores informáticos para generar imagen y sonido dañados, pero inéditos. Ya era cercana al mundo de videojuegos; el salto fue sencillo. “Tenía varios conocidos en la comunidad de juegos y no somos tantas mujeres. De cada 10 hombres, hay una mujer, si acaso, y menos artistas; generalmente, son programadoras”, comenta.
No es una gamer intensiva, pero admira la estética del pixel art y los primeros videojuegos; admira la estética de títulos como Demon’s Crest . “Mi mayor época de gamer fue en mi infancia. Fue cuando más jugué en el Super Nintendo y todo lo clásico. Me gustan los juegos en los que puedo recorrer un mundo, de aventura”, detalla, y menciona juegos como Journey y Limbo .
“Si ves mi celular, encontrás Mario Kart , Yoshi’s Island , Mortal Kombat ... los ultraclásicos siempre los voy a recordar”, confiesa. Pero en Headless Chicken, bajo la dirección de arte de Diego Paut, colabora con la creación de videojuegos para un mercado que exige todo más y mejor.
Actualmente, trabaja en juegos como uno que llegará a móviles y otro para PlayStation 4, que saldrá el próximo año. “A grandes rasgos, en ese juego, la música interfiere en la percepción del espacio. Como artista, puedo jugar con los colores, con las texturas, en conjunto con la música. Ha sido de los proyectos que más ha desarrollado mi creatividad, porque se puede explorar la cuestión sin estética”, describe Montoya.
¿Cómo trabaja una pintora de profesión en un videojuego? “Hay que aprovecharse de millones de elementos: color, luz, forma, textura, objetos, aura. Qué usés depende de la historia y de la emoción, pero lo primero es que entendás qué te gustaría a vos cuando estés ahí”, explica.
Aún en los videojuegos queda algo manual: la mano de Montoya es de pintora, pero hoy, su imaginación es de gamer.
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