Londres, Inglaterra
Los Middleton, un modelo de discreción desde que su hija Catalina se casó con el príncipe Guillermo, podrán ofrecer a su primer nieto un necesario remanso de normalidad, en contraste con el encorsetado protocolo de la familia real británica.
El propio príncipe Guillermo, que ha pasado fines de semana y hasta vacaciones en el Caribe con sus suegros, parece haber encontrado en el acomodado clan Middleton la estabilidad emocional y la normalidad que le faltó durante su infancia debido al distanciamiento de sus padres y a los múltiples compromisos que cumplían.
Para Patrick Jephson, exsecretario personal de Diana, sería "beneficioso para el bebé que creciera con expectativas normales sobre qué hacer y decir y cómo entender un poco más la vida de la gente normal".
El futuro bebé también debería encontrar el ambiente más distendido en casa de sus abuelos maternos, más informales que los Windsor.
A casa. Desde hace un tiempo se rumorea que cuando abandone el hospital, Catalina podría instalarse durante unas semanas con el bebé en la casa familiar en el condado rural de Berkshire (oeste de Londres).
Carole podría así ayudar a su hija mayor con el cuidado del pequeño y de paso empezar a tejer el vínculo especial que une a los abuelos con sus nietos, lejos de un palacio lleno de sirvientes e inundado de protocolo.
No sería la primera vez que Catalina rompe moldes: ya una vez decidió pasar las últimas navidades con su familia en lugar de unirse al resto de la realeza en Sandringham.
Algunos expertos critican la opción de no regresasr al palacio después del parto por motivos de seguridad, e incluso de ahorro en tiempos de austeridad.
En todo caso, Guillermo y Catalina se mudarán a fin de año con su bebé a un lujoso apartamento recientemente renovado en el palacio de Kensington, donde él pasó parte de su infancia con su madre.
Abuelos felices. Carole y Michael Middleton, al igual que el príncipe Carlos por el lado paterno, se estrenarán en el papel de abuelos con el inminente nacimiento del primogénito de los duques de Cambridge y tercero en la sucesión a la Corona británica.
Los padres de Catalina, exempleados de British Airways convertidos en millonarios gracias a una empresa de artículos para fiestas, han estado muy presentes en la vida de su hija y de su esposo y tendrán un papel destacado en ayudar a la joven pareja a criar al bebé.
Carole Middleton, de 58 años, además de tener una relación muy estrecha con Catalina, será la única abuela biológica del futuro heredero tras la muerte de la princesa Diana en un accidente en 1997.
Por su parte, Carlos, el heredero del trono, de 64 años, se declaró "encantado" de ser abuelo, y podrá contar con la experiencia de su actual esposa Camila, que ya tiene cinco nietos.
Pero podría no estar muy presente, dados sus innumerables compromisos oficiales.
Por eso, el príncipe debería asegurarse también de transmitirle el legado de Diana, quien pese a las dificultades y a su posición, fue una madre cariñosa que se desvivió por lograr que sus hijos mantuvieran el contacto con la realidad.