The Biggest Loser es, quizá, el programa televisivo de pérdida de peso que más fama ha adquirido en el mundo. Brasil, Australia, Alemania, Hungría e India son algunos de los 25 países que producen su propia versión del reality show estadounidense.
Tras su fama, el programa ha levantado revuelo, ya que los métodos mediante los cuales sus concursantes bajan de peso han sido catalogados como poco realistas. Incluso, se ha visto que los ganadores vuelven a recuperar las libras que habían rebajado.
Además de dotar de fama a sus competidores, este espacio de la NBC, que ya va por la novena temporada, premia al ganador con $250.000.
Desgastante. No consumir ni una sola caloría y gastar mucha energía en ejercicios extenuantes, sumado a la deshidratación, es el método que usa el show y que va en detrimento de las recomendaciones de los expertos.
Los mismos concursantes han admitido que es común hacer trampa: consumen mucha agua para alterar su peso en el primer pesaje. Así, en la medición siguiente, se nota mucho la disminución.
Pero más escandalosas fueron las declaraciones que brindó en el 2005 Ryan Benson, ganador de la primera temporada del show.
Él dijo que para ganar perdió peso ayunando y deshidratándose, hasta orinar sangre.
En ese momento, el diario estadounidense The New York Times publicó que varios de los concursantes acabaron en el hospital, y la mayoría de ellos recuperó una media del 20% del peso perdido al terminar el reality show.
No obstante, algunos de los ganadores han logrado mantenerse en forma tras el reality. Entre ellos, Ali Vincent (temporada cinco), quien al finalizar el programa pesaba 122 libras y hoy mantiene un peso de 125 libras.
Michelle Aguilar (sexta temporada) y Helen Phillips (sétima temporada), quien se ha dedicado a correr en maratones, también han salvado la cara del programa.
No obstante, en diciembre del año anterior, el show volvió a activar la alarma, luego de que una de sus concursantes se desmayara por deshidratación, mientras corría en la playa.