Transformar los cuerpos y los rostros de los intérpretes de Varekai conlleva un esfuerzo tan arduo como el requerido para construir el fantástico bosque en que habitan.
Cuando Ícaro desciende del cielo y cae en el bosque, está ataviado con un traje especialmente diseñado por Eiko Ishioka. Esta creadora había trabajado en cine, teatro y ópera antes de enfrentarse con el reto del Cirque du Soleil.
Ishioka diseñó más de 130 trajes para las distintas escenas. Estos disfraces debían diseñarse según los requerimientos físicos y de esfuerzo que conllevan los números del show , de modo que se buscaron telas flexibles. Se utilizaron lycra , varillas flexibles de titanio, nylon de esponja y otros materiales que protegen contra el fuego.
Según la información distribuida por el circo, esta tarea se llevó 33.000 horas de trabajo, y exige 250 horas de trabajo semanales para mantenerlos en las condiciones ideales para actuar.
Todos los trajes son hechos a mano en la sede del circo, en Montreal. Cada año salen de ese taller más de 250.000 piezas que alimentan los diversos shows que están en giras y presentaciones alrededor del mundo.
Con respecto al maquillaje, cada artista se lo aplica a sí mismo, un trabajo que puede tomar entre 45 minutos y una hora. La artista asignada a crear estos diseños fue Nathalie Gagné, quien ha trabajado en once producciones del circo.
Gagné trabaja con los artistas para conseguir que el maquillaje no sea un agregado, sino una parte integral de sus personajes. Señala que su trabajo consiste en “ayudarles a encontrar dentro de sí lo que yo llamo ‘líneas de fuerza’, que servirán para construir sus personajes”.
De este modo, Gagné procura trabajar de cerca con los actores y acróbatas para enseñarles cómo aplicar los pigmentos sobre sus rostros.