La segunda edición del Mercedes Benz Fashion Week San José (MBFWSJ) fue lo que prometió y definitivamente superó las expectativas. Su organizadora y directora, Leonora Jiménez, se ganó que nos quitemos el sombrero y le aplaudamos de pie… le duela a quien le duela. Ella logró poner a Costa Rica en el mapa de la moda internacional ¡y de qué manera!
Periodistas y blogueros de varios países vinieron a este evento. No hubo medio local que no lo cubriera, su trabajo arduo y con un alto nivel de perfección logró que estos tres días se luciera como nunca.
La multifacética rubia fue organizadora, directora, presentadora, modelo, celebrity, anfitriona, dueña y mucho más. Hay que darle todo el mérito por este gran esfuerzo, porque sabemos todos los obstáculos que tuvo que vencer para sacar la faena como las grandes (esto es Tiquicia, ya sabemos), pero no se arrugó y será por eso que en el clímax, ya totalmente satisfecha, sabedora de la misión cumplida, se aflojó y no pudo contener el llanto de la emoción al escuchar al público aplaudirle frenética y honestamente, de pie.
Y es que todo el que es alguien o cree ser alguien en el ámbito de la moda nacional estuvo ahí; algunos con singular extravagancia.
Estos Topitos tuvimos la oportunidad de admirar a personalidades de la sociedad costarricense que no se dejan ver desde hace años: un punto más para Leo.
Entre las caras conocidas vimos a la decana de la moda, Amanda Moncada, junto a sus hijas Lorena e Ileana. También a varias exMiss Costa Rica, entre ellas a Johanna Fernández, quien en su momento le arrebató la corona a Leonora. El tiempo pasa y todo lo cura.
También vimos a la periodista y ‘socialité’ (qué pena, pero es hora de acuñar este término en la “faranducriolla”) Éricka Morera, guapísima y vestida con impecable elegancia.
Pero también vimos en la esquina contraria a la controversial Jalé Berahimi, quien no le compró suficiente tela a la costurera y andaba semichinga: por la mínima se le salen sus bustos. Bien por ella, quien tiene razones de sobra para estar más que orgullosa de su contorneado cuerpazo, pero ese trajecito blanco pecador no fue el más adecuado para la ocasión.
No podemos dejar de mencionar otro tema que fue noticia paralela en el MBFWSJ: los rumores del posible divorcio de Leonora, lo que ya ha sido objeto de cotilleo en parte de la prensa rosadilla de aquí. Si fuera del caso, no dudamos que ella, al igual que Adriana Durán (lo comentamos en la edición anterior), sabrá dejar de lado los dimes y diretes, afrontar la cosa de forma frontal y directa y seguir adelante con su cada vez más sólida carrera como modelo y empresaria de punta: Leo está, sencillamente, volando.
Este martes tuvimos una de cal y otra de arena en la televisión nacional. De la entrevista de Édgar Silva a Pilo Obando, solo tenemos que decir que ha sido de lo mejor que se ha transmitido últimamente en el país. Aún sin que estuviera de por medio la triste coyuntura de la muerte del narrador, hay que decir que ambos se soltaron en una plática de vida, muerte, añoranzas, arrepentimientos y lecciones digna de ver otra vez, y de buscarla en Teletica.com para aquellos que faltaron a la cita.
Pero de seguido nos quedamos patitiesos, peliparados y contrariados al sintonizar ‘El Noveno Piso’, gustado espacio de corte juvenil a cargo de Choché Romano y Yiyo Alfaro, en el que la pegaron de jonrón al llevar nada menos que al jugador manudo Jonathan McDonald, autor de la artera falta que le costó la expulsión en el clásico en que su equipo disputaba el campeonato contra Saprissa.
La polémica no tardó en decantarse y, al cierre de edición, Alajuela ya lo había puesto en venta, y no es para menos. Más allá de sus faltas en la cancha, por las que había pedido perdón a la afición, fue extraño ver al jugador muerto de risa, tan solo tres días después de su enorme pelada futbolística, encima bromeando y emulando la falta que lo sacó de la cancha, y hasta jactándose de que sus “jefes” (los directivos) no lo dejarían hablar con la prensa hasta el día siguiente y “miren donde estoy”, dijo en un puro “chingue”.
Este jugador se está pintando solo, dentro y fuera de la cancha. Ya cosechará lo sembrado.
Pero cómo duele ver que, mientras muchos soñamos con repetir glorias pasadas en Brasil 2014, vemos cada vez más lejos el temple, carácter y código de conducta de aquellos titanes que nos dieron la gloria en Italia 90, y otros jugadores que han hecho lo propio más recientemente. Como mínima consideración, sentido común, un ápice de decoro, el jugador debió guardarse sus risas y su charanga para unas semanas después.
Ni modo, a echar pa’l saco todo el mundo, empezando por los dirigentes alcahuetas que propician, de una u otra forma, que este tipo de conductas se den en los equipos más importantes de este país.