S i se ven desde lejos, los churros solo parecieran ser unas simples tiras fritas de harina; pero, de sin gracia, no tienen nada. Quien sucumbe a la tentación de un churro, conoce su poder: su textura, olor y, sobre todo, sabor, hacen de este postre algo fuera de este mundo. Una aventura inolvidable para el paladar.
Para suerte de los más golosos, las churrerías se han encargado de variar este producto, por lo cual hay bastantes lugares para comprarlos y hay aún más formas para disfrutarlos.
Viva el Tiempo Libre hizo un recorrido por varios de los lugares en donde venden churros, para que fueran los clientes quienes hablen más sobre ese postre que califican como “¡delicioso!”.
Experimentar. Suponga que tiene entre su mano un churro envuelto en una blanca servilleta. ¿Qué haría con él? ¿Le pondría un delicioso relleno?
Si esa es su idea, acá se le dirán cuáles son sus opciones. Los más tradicionales son el dulce de leche y caramelo; con estos, usted y su boca vivirán una explosión de locura.
Si su paladar busca algo diferente, el relleno de fresa, chocolate y leche condensada lo esperan. Cada vez más, estos tres sabores ganan terreno y conquistan el paladar de los ticos.
“El churro sabe muy diferente cuando se le pone fresa por dentro, es delicioso. Desde que lo probé, ese es mi preferido”, mencionó Ana Victoria Pérez, consumidora frecuente de churros. Ella agregó que sus favoritos son los que venden en las fiestas comunales, como las que hacen en Zapote y Liberia (Guanacaste).
Pero, si prefiere los churros clásicos, también hay muchísimas maneras de comerlos.
En las vitrinas de las churrerías, usted puede encontrar estas tiras fritas de harina, de unos 20 centímetros, con mucho azúcar o bien con toppings de los mismos sabores de los rellenos.
Además de eso, también hay minichurros, de unos 5 a 10 centímetros, los cuales vienen acompañados de una salsa para sumergirlos.
“Son como snacks , son sabrosos y cómodos de comer. ¡Benditos inventos que se hacen!”, alabó Pablo López, fiel amante del postre.
Hogareños. Ahora, muchos amantes de este postre pueden comprar en los supermercados los famosos churros clásicos, pero congelados.
Es tan fácil prepararlos que, amas de casa como Patricia Jiménez, aprovechan para hornearlos rápidamente en la cocina.
“Es demasiado sencillo y divertido. Lo mejor de todo es que saben igual, me gusta que los vendan así”, comentó.
Estos se pueden cocinar hasta en el sartén, aunque, claro, lo más recomendado es utilizar una freidora. Después de sumergir los churros congelados en el aceite bien caliente, usted debe esperar entre cuatro y seis minutos y listo... ¡Los puede saborear!
Así que no lo piense más y aventúrese a cocinar –o comprar– un delicioso churro.