Con abrigos, cobijas, gorros, comida, café y grandes sonrisas, miles de costarricenses llenan el Paseo Colón a la espera del Festival de la Luz, que arrancará a las 6 p. m.
Camelia Solano, vecina de Alajuelita, es una de estas personas que llegó desde las 7 a. m. en compañía de su hija Kimberly y su nieta Camila, de dos años.
“Todos los años venimos desde muy temprano y nos gusta mucho porque es el momento perfecto para celebrar”, afirmó doña Camelia.
“No importa el frío porque siempre lo disfrutamos mucho y estamos deseando que llegue este día. Eso sí, no puede faltar el café”, agregó.
Este grupo de mujeres llegó bien temprano en compañía de otras vecinas y niños para no perder detalle de la actividad.
“Para pasar el tiempo tiempo conversamos, nos pintamos las uñas y nos divertimos”, aseguró Kimberly.
Al igual que ellas, gran cantidad de personas se las ingeniaron para combatir el frío, el hambre y el tiempo. Los vendedores ofrecen bancos, gorros y objetos luminosos para hacer la espera más llevadera.
No hay límites. Para la edad no hay límites. Don Ramón Román Santamaría, de 86 años y vecino de Pavas, se acercó a buscar campo a la 1 p. m. frente al Gimnasio Nacional.
Según contó, desde hace cinco años ha asistido a la fiesta navideña.
Llegó acompañado de Emilly Benedicto, su “hija de crianza”. “Ella está conmigo por tiempos. Cuando está conmigo en la escuela pasa toda la semana con la mamá, cuando no, se va conmigo. Yo padezco de astritis y a veces me caigo al caminar, entonces ella está conmigo cuidándome”.
La niña ha acompañado a don Román durante los últimos cinco años al Festival de La Luz.
“Es bonito. Se disfruta”, agregó. “Máxima por el encuentro de personas bondadosas”.
Unidad en familia.Natalia Padilla, de Escazú, asistió con su hijo, su esposo, su sobrino, su prima y el hijo de su prima.
“Hoy cumplimos 12 años de venir por aquí. Estamos acá desde las cinco de la mañana. Siempre estamos por allá arriba, pero este año nos ubicamos por acá (frente al Gimnasio Nacional)”, contó y aseguró que lo ha visto igual de lleno que todos los años.
“Ya es de fijo que venimos. Siempre traémos sangüches, arroz y todo, pero esta año compramos comida de McDonald’s”, aseguró. “Más bien este año vinimos muy poquitos, pero siempre venimos como 15”.
“Es un ambiente muy bonito, muy familiar”, añadió. “Nos gusta que no hay licor ni nada de vicios. A parte de eso es demasiado hermoso ver las carrozas y ver lo bonito que hay en Costa Rica; la oportunidad de celebrar el Festival de La Luz”.