El inmueble en el que operó la Escuela Normal de Costa Rica es uno de los tesoros arquitectónicos que todavía se conservan en el centro de Heredia.
“Es un edificio de arquitectura ecléctica, pues tiene un referente estilístico neoclásico y también algunos rasgos del barroco”, explicó el arquitecto Adrián Vindas, del Centro de Conservación del Patrimonio del Ministerio de Cultura.
Las instalaciones fueron diseñadas por el arquitecto e ingeniero José Fabio Garnier y se construyó en 1914 para acoger el Liceo de Heredia –antes llamado Colegio de San Agustín– el primer centro educativo mixto que existió en el país.
Sin embargo, con el decreto de creación de la Escuela Normal, en noviembre de 1914, este espacio pasó a ser la sede de la nueva institución educativa.
“El edificio se continuó hasta 1917, pues al ser un diseño de pabellones separados por patios internos en niveles distintos que aprovechaban la pendiente del terreno, permitía un crecimiento por etapas”.
”De esos años datan los pabellones al norte y el gimnasio, que incluso llegó a tener una piscina, así como la casa del director, después llamada ‘Casa de Omar Dengo’”, detalló el arquitecto e investigador Andrés Fernández. En 1951, el inmueble volvió a ser del Liceo de Heredia.
Dentro de sus paredes se esconde un suntuoso recinto conocido como la Sala Magna, que es como “el trapito de dominguear” de los heredianos.
Este espacioso salón tiene características que lo asemejan a un teatro en miniatura, con su escenario y butacas de madera.
Las referencias al arte, las letras y la música están presentes en varios detalles, como dos medallones que rematan el escenario, uno a cada lado. A la derecha, la imagen de Miguel de Cervantes y, en el otro, la de Beethoven.
Allí recibieron su título actores clave en el desarrollo de la enseñanza, como Emma Gamboa, quien luego fue decana de la Facultad de Educación, entidad que nació luego de que la Normal fuera integrada a la Universidad de Costa Rica, creada en 1940.