Cultura

Una ironía para James Parkinson

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El destino no existe, pero las ironías del destino sí. Los antiguos griegos creían en el Destino, antifé que lleva al pesimismo más deprimente, salvo que uno crea que está predestinado a ganarse el Gordo de la Navidad, de manera que ebulla de optimismo desquiciado; pero todo se cura con el próximo sorteo.








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