Mesura. El trabajo que realiza el director Phillip Zarrilli se concentra en buscar la precisión en cada una de las palabras escritas en Samuel Beckett para sus textos. La precisión de la inflexión, la velocidad, la dicción y el sentimiento –también, la ausencia de él–.
Zarrilli es, por definición práctica, un pedagogo. Tras estar insatisfecho por las múltiples interpretaciones que la academia estadounidense le ha dado al método del ruso Konstantín Stanislavski, encontró en el movimiento oriental su forma personal de estudiar y enseñar teatro.
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En las obras tardías de Samuel Beckett, Zarrilli halló un recipiente adecuado para décadas de estudio del kalaripayattu –un arte marcial indio– , el tai chi y el yoga.
La labor de Zarrilli se desarrolla entre la investigación corporal, su ejercicio académico y su aplicación práctica. Su libro de texto Psychophysical Acting: An Intercultural Approach after Stanislavski (2008) es el resultado tangible de esas tres tareas.
“Estos conceptos y este trabajo no son ajenos al trabajo de cualquier actor. Son la base del entrenamiento actoral. Phillip profundiza en esos conceptos y nos ayuda a comprenderlos en el cuerpo”, asegura Erika Rojas, actriz que recibió la dirección de Zarrilli en la obra semblanza... secuela... espectro...
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El montaje comprende dos obras de ese periodo de Beckett que tanto le interesa a Zarrilli. El elenco de actores está conformado por tres costarricenses: Rojas, la actriz y bailaora de flamenco Milena Picado y el actor Javier Montenegro.
“El abordaje para las obras no es teórico. Está totalmente al servicio del trabajo del actor. Él no espera que entendamos y analicemos las obras antes de hacerlas”, explica Rojas.
“Son indispensables los conceptos que él ha desarrollado. Mantienen al actor trabajando en lo que se necesita para lograr un estado preescénico”, afirma Montenegro.
Primer trabajo en español
Este trabajo en Costa Rica es el primer montaje que Zarrilli hace en español. La precisión del lenguaje para mantener la musicalidad de la escritura de Beckett fue el primer reto del equipo de la obra. El segundo, como era de esperar, fue la precisión y mesura del cuerpo.
En el primer acto, la obra Play constriñe los cuerpos de los intérpretes. Beckett describe un diseño escénico en el cual el ojo espectador puede ver sus cabezas solamente si una luz cenital las ilumina. Cada actor entrega su monólogo por separado; cada línea calza con exactitud en el tapiz completo de la obra.
“Tenemos un porcentaje del cerebro escuchando los monólogos y la historia que está atrás de lo que estoy narrando. No es algo que estoy viviendo en el momento. La tensión se hace gigante”, describe Picado.
“En Play , además de aprenderse el texto, se requiere un estado en el que haya una consciencia de dónde proviene el texto cuando se dice, el impacto que genera cuando se dice y todo ello desde el cuerpo. La atención está colocada en varios puntos a la vez; este entrenamiento ayuda al actor a realizar una sola tarea”, detalla Montenegro.
Dirección precisa
La segunda obra del montaje es Pasos , una traducción fidedigna, pero un poco imprecisa del título original Footfalls .
Bajo una luz tenue, Picado es la única actriz en escena. La oscuridad la engulle y el espectador debe acostumbrarse a ver únicamente sus contornos. Lo más llamativo son sus pasos que caen –de ahí el título original– y raspan el suelo.
Tanto el público como la actriz encuentran la puesta en escena in media res : el trabajo textual dibuja claves de la historia previa (y la futura).
El público debe concentrarse en llevarle el paso a la progresión de Picado: su movimiento, su voz, la manera en la que la luz cae sobre ella.
No obstante, es fútil intentar completar esas imágenes.
Los ensayos dirigidos por Zarrilli se concentraron rigurosamente en calzar cada uno de los elementos que describe Beckett en sus textos dramáticos. El ensayo es, como el mismo director lo describe, el lugar para afinar todas las imprecisiones.
“Tuvimos conversaciones para repasar ciertas partes del texto, pero desde el punto de vista de qué genera”, asegura Picado sobre el proceso con el que construyen la puesta. “Resolvimos preguntas que surgen y no hay una urgencia para resolverlas, sino que trabajamos con ella para ver qué surgía”.
“Lo más complejo fue estar siempre presente: mantener una atención, una concentración y una integración de la mente y el cuerpo por un largo tiempo”, admite Rojas.
El reto no excluye al público. Desde las butacas, quien observa el escenario también tiene que entregarse al trance diseñado por Beckett y ejecutado con disciplinada maestría por Zarrilli. Hay que saber y escuchar con mesura, so pena de ser abatidos por los estímulos.
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En el escenario. 'semblanza... secuela... espectro...' se presenta en el Teatro de la Aduana de jueves a domingo. Jueves, viernes y sábado, las funciones son a las 8 p. m. y el domingo, a las 6 p. m. La última presentación será el 26 de febrero.