Al inicio de Los pescadores de perlas , el público se encuentra a sí mismo bajo el mar . Tres pescadores flotan y nadan por un océano vertical en el escenario –compuesto por pantallas e iluminación especial– mientras buscan las ostras que les ayudarán a llevar sustento a sus casas.
Penny Woolcock, directora inglesa encargada del montaje, aprovecha su experiencia en el cine para crear una intoducción magnífica a la obra del francés Goerges Bizet.
Esta versión de Los pescadores de perlas se exhibe desde nochevieja en el Metropolitan Opera House de Nueva York y podrá ser disfrutada este sábado en el Teatro Eugene O’Neill, 50 m al norte del Boliche Dent, en barrio Dent.
LEA MÁS: Seis óperas llegarán al Eugene O’Neill desde octubre
La función dará inicio a las 11:55 a. m. y las entradas valen ¢10.000 en galería, ¢15.000 enla localidad lateral y ¢20.000 en localidad premium . Se adquieren en la la boletería del teatro o en el sitio web Specialticket.net .
La transmisión utilizará tecnología de alta definición para exhibir en directo en Costa Rica lo que ocurra en Nueva York.
Historia. Los pescadores de perlas , estrenada por primera vez en 1863 en París, no llegaba al escenario del Met desde 1916.
Hija de su época, la obra trata te un triángulo amoroso. Los pescadores Zurga y Nadir, amigos desde la infancia, se prometen no pelear por el amor de la sacerdotisa hindú Leila, en la famosa canción Au fond du temple saint ( En el fondo del templo sant o).
Sin embargo, ambos rompen su promesa, al mismo tiempo en que Leila valora romper sus votos de castidad.
Esta adaptación trae la historia de Bizet a los tiempos modernos, a una aldea sin nombre en el sur de Asia.
La propuesta de vestuarios y escenarios fue celebrada tanto por Wall Street Journal como The New York Times .
Asimismo, el elenco principal, conformado por la soprano alemana Diana Damrau (Leila), el tenor estadounidense Matthew Polenzani (Nadir) y el barítono polaco Mariusz Kwiecien (Zurga), también ha sido reconocido por sus buenas interpretaciones vocales.
A través de la propuesta de Woolcock se logró volver la mirada a una obra que no suele tomarse en cuenta. Bizet es más reconocido por Carmen , pero otras de sus obras se interpretan poco.
El uso de la iluminación y las proyecciones es aprovechado para dar vida al mar como un personaje más, uno que cobra protagonismo mientras las tragedias se empiezan a acumular.
“La historia puede ser un poco trivial y las sorpresas al final son muchas”, dijo Diana Damrau a The New York Times . “Pero escogí esta ópera porque la amo”, agregó la protagonista.