Tras tres años de discusiones y una agitada polémica en los sectores culturales, la Ley de Premios Nacionales de Cultura , N.° 17.853, podría ser aprobada en el segundo debate en la Asamblea Legislativa este jueves. El proyecto de ley será discutido hoy en la Comisión de Asuntos Sociales.
El texto que se verá en la comisión legislativa será el publicado el 15 de mayo del 2013 en La Gaceta . Regresó a la comisión, tras ser aprobada una moción, con 44 votos, para reincorporar el Premio Pío Víquez de periodismo a la ley.
El proyecto ha recibido múltiples críticas porque plantea reducir la cantidad de premios en algunas disciplinas (literatura, teatro y danza), así como por la ambiguedad acerca de cómo se conformarán los jurados y la forma en que se financiarán los premios.
Además, persiste la controversia sobre qué deberían galardonar los Premios Nacionales y, actualmente, hay enorme desinformación sobre el texto que ya se aprobó en primer debate, en abril.
Esta es la tercera versión del proyecto; la primera fue presentada en el 2010 por la diputada del Partido Liberación Nacional, Alicia Fournier. La propuesta fue muy cuestionada, ya que reducía la cantidad de premios a solo 12 (actualmente, se entregan 28 reconocimientos) y mezclaba géneros artísticos en categorías únicas.
En la propuesta actual, artes visuales, danza, literatura, audiovisuales, música y teatro tendrán tres premios cada uno; además, se reconoce la investigación cultural, cultura popular tradicional, mérito civil, ciencia y tecnología, entre otros; en total, serían 27 galardones. Serán administrados por entes del Ministerio de Cultura especializados en el área, y ya no solo por la Dirección de Cultura.
La directora de Cultura, Irene Morales, explicó : “Hay tres premios en cada una de las áreas; entonces, cada jurado los va a establecer; puedan determinar cuáles premios dar, según lo que evaluaron y lo que se vio en el año, y cuáles categorías se van a premiar”.
Aunque esto es lo que se podría aprobar, varias críticas aún se refieren a versiones anteriores del proyecto de ley; por ejemplo, se critica la unión de textos literarios de toda índole (ficción y no ficción) en una sola categoría. “No hemos logrado quitarnos el velo tan negativo que suscitó la primera propuesta”, comentó la directora de Cultura, Irene Morales.
De hecho, Amalia Chaverri, crítica literaria, se pronunció contra el proyecto por su ausencia de categorización de géneros literarios . “Es una aberración unirlos porque, siendo todos pertenecientes al género de la ficción, tienen modelos, intencionalidades e interlocutores diferentes”, comentó. Por ello, consideró positiva la creación del Premio Nacional Luis Ferrero Acosta en Investigación Cultural, que acogerá la categoría de historia.
“El camino para la reforma de la ley ha sido largo, tortuoso y para nada desprovisto de muchas modificaciones y de malentendidos”, confesó Morales. Empero, asegura Morales, la discusión reciente, atizada por publicaciones en redes sociales y en medios culturales, es “volver dos años atrás, cuando se plantearon 12 premios”.
“Las críticas que se han suscitado en los últimos días no están basados en este texto, sino en el anterior o en una mezcla de los dos. El proyecto de ley actual ordena, brinda coherencia y solventa muchas de las carencias que sufre la legislación vigente”, consideró la directora de Cultura. Sin embargo, la funcionara aceptó que han habido “errores de comunicación” para dar a conocer el nuevo texto.
La nueva versión del proyecto de ley implica que un solo equipo de especialistas juzgue cada una de sus categorías por entero y no habría jueces para cada género (en literatura: novela, poesía, cuento y ensayo), como es ahora.
La escritora Marjorie Ross opinó : “Hay cosas que mejoraron, incluso en lo de las categorías, que se aclara mucho mejor, aunque sigo creyendo totalmente innecesario el haber reducido los premios de literatura a tres, desvistiendo un santo para vestir el otro”.
“Hay demasiadas ambiguedades, que quedarán para el Reglamento, con los bemoles que eso siempre tiene”, agregó.
El representante del Consejo Universitario de la UCR en las discusiones legislativas sobre el tema, José Ángel Vargas, manifestó que el proyecto no responde a una política nacional de cultura. “El Consejo Universitario sigue considerando que, en el fondo, no hay concepto amplio de las disciplinas que deben reconocerse y premiarse. Se sigue considerando que no hay razones de fondo para reducir los premios, sino razones materiales”, afirmó.
Poca claridad. Geovanny Jiménez, director del sitio Culturacr.net, insistió en la ambiguedad de la ley, en especial en los temas de elección de los jurados y asignación del presupuesto.
“El tema de cómo se conformarán los jurados es sumamente grave porque permite que el Ministerio de Cultura y Juventud actúe de manera indiscriminada a la hora de nombrarlos. El texto tiene tales ambiguedades que no queda claro cómo serán nombrados ni cómo van a actuar”, comentó.
Según la iniciativa en discusión, cada jurado podrá estar compuesto por tres, cinco o siete miembros, según defina cada institución encargada, en el reglamento que deberá elaborar si se aprueba la ley.
Los jueces serán: “un representante de las entidades administradoras; un representante de cada universidad pública vinculada a la disciplina a galardonar, y un representante electo por las asociaciones gremiales debidamente establecidas, con cédula jurídica vigente y al día con sus obligaciones”.
“Hay varias cosas que se pueden solventar acá, no solo por el conocimiento de los jurados, sino que hay un contrapeso. La instancia administradora nunca va a ser mayoritaria, por ejemplo”, dijo Morales.
Otro aspecto polémico ha sido el reconocer de la misma forma a las artes populares y las bellas artes. Para Manuel Obregón, ministro de Cultura, se debe galardonar lo académico y lo popular tradicional equitativamente.
Esto ha despertado críticas de personalidades como Alberto Cañas, quien considera un error mezclar la cultura de manifestaciones populares con “la cultura que el Estado debe fomentar”.
“Ahora existe otra forma de ver el mundo, es que no se lleva la cultura a las comunidades, sino que tienen su cultura”, acotó Morales.
Para el Ministerio de Cultura, esa unión de perspectivas responde a la ratificación de convenios internacionales. “Se salvaguardan ciertas cosas en esas convenciones que en la práctica no están en la misma sintonía, no hay una correspondencia”, comentó Morales.