Jocelyn Rey desconoce si después del 8 de mayo continuará como directora de Programa Nacional para el Desarrollo de las Artes Escénicas (Proartes), del Ministerio de Cultura. No obstante, está segura que el programa de apoyo económico a los artistas logró democratizar las artes escénicas en los últimos tres años, ya que llevó a 106 proyectos artísticos fuera del Gran Área Metropolitana.
En una entrevista con Viva, la funcionaria explicó que solo dos personas tienen la compleja tarea de supervisar el buen uso de los recursos entregados por el Estado.
Además, reconoció que, a la fecha, solo un grupo que obtuvo el apoyo de Proartes no cumplió con lo establecido en su propio proyecto, por lo cual se le exigirá que regrese el dinero que le entregaron.
A continuación un extracto de la entrevista en la que la directora de Proartes habla de estos temas.
La mejor manera sería mediante la ley, no por decreto. Para mí esa será la forma más tangible de que el programa permanezca, eso va ligado a la participación de los artistas, a su apoyo al programa y a los resultados.
No hemos cerrado con todos los resultados del 2009, pero creemos que el público estimado es de más de 67.000 personas.
Es una cifra muy grande, si consideramos que ese público es de todo el país. Estamos hablando que es un gran impacto social.
En el caso de los proyectos en teatros y se conoce la cantidad de butacas que llenaron, es fácil (determinar la cifra), mientras que en los festivales nosotros ayudamos a sacar los estimados por la densidad de asistentes.
Entre el 2007 y el 2009 (aún no se asignan los fondos 2010), ¿cuánto dinero repartieron entre los artistas y cuántos proyectos benefició Proartes?
Son 172 proyectos y ¢710 millones, en el 2010 esperamos repartir ¢443 millones más.
La última vez que lo sacamos (2009) habíamos llegado a 2.000 empleos; algunos son contrataciones con el presupuesto de Proartes: actores, bailarines, escritores, etc.
“Otros son empleos indirectos; por ejemplo, Matambú (grupo de bailes folklóricos) contrata especialistas como trabajadores del cuero. También (lo calculan) conforme a las facturas que nos rinden al final del proyecto”.
Hacemos lo mejor posible. Tenemos una supervisión constante, tanto en lo que se entrega como en lo que se gasta.
Nosotros (la propia Rey y Diego García, su asistente).
No, verdaderamente es un trabajo muy duro. Estamos con todo lo administrativo, asesoría a los que quieren participar, visitar comunidades (...) Se va a contratar a alguien externo, que se dedique solo a ver resultados.
“También se contratará una evaluación externa. Esta buscará medir el impacto, si la propuesta llegó a la comunidad, qué paso cuando se presentó”.
A nivel financiero, es constante (la supervisión). Es un control que se da todos los días y es muy tangible entre el presupuesto y facturas todo debe liquidar.
Hay un control en papeles y hay otro durante la visita a las comunidades o a las actividades. Además, verificamos si lo que decía en el papel está ocurriendo.
Todos van cumpliendo. Del 2007 tenemos dos proyectos que pidieron prórroga, a uno le falta el informe final y otro que se le va a pasar a la abogada del teatro para que se le dé seguimiento.
“Lo que procede es que el grupo regrese todo lo que se le entregó, son ¢5 millones”.
No. De hecho, el fuerte de Proartes está fuera del Área Metropolitana. El 61% de los 174 proyectos (seis de cada diez propuestas) salieron fuera del Área Metropolitana.
El interés del programa es fortalecer y democratizar las artes. Si tomamos en cuenta que los grupos no tenían ningún apoyo estatal, pues claro que sí es bien acogido.
No sé nada. Esta semana tengo reunión con el nuevo Ministro de Cultura (Manuel Obregón).
Sí, es un trabajo apasionante, sobre todo por el contacto con la gente. Me gusta cuando hay que asesorar a gente de comunidades muy lejanas y ver el desarrollo y frutos. ¡Es apasionante!