David Díaz Arias david.diaz@ucr.ac.cr
L a ciencia ficción apareció como género literario en las primeras décadas del siglo XIX, aunque, como precisó Ciro Cardoso, el término se acuñó en 1929. Gracias a la imaginación de muchos escritores, durante todo el siglo XX, la ciencia ficción se ocupó de temas como los viajes en naves interplanetarias e interestelares, la exploración y la colonización de otros mundos, las guerras y las armas fantásticas, la anticipación de futuros y la creación de pasados alternativos.
Los autores también se aventuraron en la creación de utopías y distopías (utopías negativas), los cataclismos y los apocalipsis, los mundos perdidos o paralelos, los viajes en el tiempo, y la descripción de tecnologías y artefactos.
Junto a todo ello, se escribió sobre ciudades y culturas de otros mundos; acerca de lugares fantásticos, robots y androides, computadoras, mutantes y poderes extrasensoriales, y sobre inteligencia artificial.
Casi obligatoriamente, y desde muy temprano, toda aquella temática volvió a la ciencia ficción un atractivo para el cine y, más tarde, para la televisión.
En la pantalla. En su libro Science Fiction Film: A Critical Introduction , Keith M. Johnston se refiere a varias etapas en la historia de las producciones cinematográficas y televisivas de ciencia ficción desde 1895 hasta el 2010.
Según Johnston, la etapa de 1950-1970 definió el género de ciencia ficción en la pantalla grande, y la divide en dos periodos: uno de gran éxito en la década de 1950, y otro de caída en la década siguiente.
Aún así, como lo ha indicado Howard Hughes en su libro Outer Limits , en la década de 1960 se produjeron cuatro grandes películas de ciencia ficción: La máquina del tiempo ( 1960 ), El planeta de los simios( 1968 ), 2001: Odisea en el espacio ( 1968 ) y Barbarella ( 1968 ).
Se vivía entonces en el contexto de la Guerra Fría y del desarrollo de la llamada “carrera espacial”, cuando la lucha entre soviéticos y estadounidenses imprimió aliento a los filmes occidentales de espías, alienígenas que atacaban el planeta, monstruos marinos y otras criaturas.
En ese marco, algunos productores optaron por la televisión para experimentar con el género de la ciencia ficción. Así se desarrollaron varios de los principales éxitos de la ciencia ficción en la pantalla chica, y algunos de ellos estarían vinculados al nombre de Irwin Allen (1916-1991).
En el segundo lustro de la década de 1960, Allen produjo éxitos populares como Viaje al fondo del mar ( 1964-1968 ), Perdidos en el espacio ( 1965-1968 ), El túnel del tiempo ( 1966-1967 ) y Tierra de gigantes ( 1968-1970 ).
Sobrevivencia. Para varios críticos de ciencia ficción, las series de Allen –así como otras que aparecieron de la mano de grandes empresas productoras– tendían a despolitizar el género.
Además, como indica Lincoln Geraghty en American Science Fiction Film and Television , algunos le cobraban a Allen el reciclar escenas de sus proyectos anteriores y por el uso de los mismos monstruos de Viaje al fondo del mar en capítulos de Perdidos en el espacio .
Geraghty señala: “Muchos críticos han desestimado la llamada ‘ciencia ficción infantil’ [incluyendo las series de Allen] como pura fantasía y el producto de una industria de Hollywood interesada solo en las ganancias y no en la política”.
Agrega el mismo autor: “Empero, lo que esos críticos a menudo olvidan es que la ciencia ficción de ese tipo llenó una necesidad específica y tuvo un papel particular en la sobrevivencia y el desarrollo del género de ciencia ficción tanto en la gran pantalla como en la pequeña”.
En Costa Rica. Nuestro país recibió las propuestas de Irwin Allen en los años 60, cuando seguían abiertas las heridas de la guerra civil de 1948, de afirmación del anticomunismo y de un potente proyecto socialdemócrata.
Como han documentado Patricia Vega y José G. Méndez, en mayo de 1960 salió al aire la primera televisora del país: Canal 7. En 1965 se fundó Telecentro Canal 6 y, pronto, Canal 2. Luego aparecería Televictoria Canal 11. Según datos mencionados por Méndez para finales de ese decenio, en Costa Rica había unos 80.000 televisores.
Ese nacer de la televisión y la popularización de los aparatos televisivos permitieron que los costarricenses esperasen con entusiasmo la presentación de las series.
Aquel fue el nacimiento de la “era espacial”, y los canales del país anunciaban y presentaban el lanzamiento de cohetes tripulados, como lo hizo Canal 6 con el del Apolo 8 el 21 de diciembre de 1968.
A mitad de 1969, Neil Armstrong caminó en la Luna, y, unas semanas después, ya periódicos costarricenses mencionaban la posibilidad de crear colonias lunares. Meses antes, unos vecinos de Desamparados (San José) habían asegurado haber visto, en unas montañas, un ser extraño que parecía extraterrestre.
Ilusión de generaciones. Los sueños se ponían en el espacio, y ello animaba a mirar las series que imaginaban nuevos mundos y otros seres.
El domingo 12 de junio de 1966, Telecentro Canal 6 anunció para las 7 de la noche la presentación del primer capítulo de Perdidos en el espacio .
El 3 de julio, en un pequeño anuncio publicado en la prensa, el mismo canal recordó la emisión de la serie e invitó a seguirla.
La pequeña nota se acompañaba con una foto del doctor John Robinson (el actor Guy Williams) y la doctora Maureen Robinson (June Lockhart) y decía: “Comparta con ellos las increíbles aventuras de esta familia extraviada en un planeta desconocido”.
Aunque levemente erróneo (la familia Robinson no se extraviaba en un planeta específico, sino en el espacio), el pequeño anuncio era algo novedoso en una sección en la que usualmente solo aparecían los títulos de las series y la programación.
La serie, descrita como “apasionante”, se convertiría en un éxito que gustaría a varias generaciones de costarricenses.
Quien esto escribe puede dar testimonio de al menos tres generaciones de seguidores en los decenios de 1960, 1970 y 1980.
Las otras series de Allen también llegaron a la Costa Rica en el segundo lustro de la década de 1960 y se transmitieron en el horario estelar de los domingos. Además, los televidentes presenciaron Mi marciano favorito (de Jack Chertok) y otros programas del género.
Algunas de aquellas series fueron convertidas en películas en los años 90, aunque muchos de quienes anhelaban aquellos días en los que llegaron a suelo costarricense por primera vez, no quedaron convencidos con las adaptaciones.
El autor es catedrático de historia de la UCR.