Aún lo recuerda muy bien. Miura perdió su máscara en noviembre del 2003 durante la disputa del Campeonato Nacional de Peso Semicompleto, Fue una batalla dura, el Dr. Jack le robó su identidad.
Fueron días dolorosos para este gigante que gozaba hacerle bromas pesadas a sus oponentes; quien apuesta su máscara sabe que si la pierde nunca más la recupera.
“Al año y medio de haber comenzado en la lucha profesional perdí mi máscara; fue difícil porque cuando uno la apuesta nunca lo hace pensando en perderla. La máscara era todo lo que yo tenía, al perderla llegué a pensar en dejar de ser luchador”, dijo este luchador del bando rudo, llevado por el dolor que sentía en ese momento.
Cuando un luchador pierde su máscara su mundo secreto se derrumba. Desde ese momento todos se dieron cuenta de que Miura era Eduardo Mora, un guardaespaldas privado, vecino de Sagrada Familia.
“Es muy duro porque la gente ya se da cuenta quién sos, tu familia te reconoce te en el ring y sufre con vos. Además, se pueden presentan otras situaciones, porque ser el hijo o familiar de un luchador te puede meter en problemas o te etiquetan de una forma que no es correcta”, aseguró.
Pese a su “desgracia”, el amor por la lucha nunca pasó; por eso, ahora orgulloso, Miura pelea sin secretos.
“Con el tiempo me di cuenta que la lucha me ha servido para ayudar a muchas personas, gente que está en las drogas o que simplemente necesita apoyo para cualquier causa. No tener máscara hizo que la gente no viera a un personaje, sino a un amigo”, aseguró.
Luego de lo malo vinieron las cosas buenas. Miura volvió a sus andanzas, desde amarrarle los zapatos a sus oponentes hasta lanzarles talcos en la cara antes de darles un golpe (los rudos se caracterizan por hacer este tipo de cosas).
Con su humor negro también llegaron las victorias: ganó el Campeonato Nacional de Parejas y este año se hizo dueño del Campeonato Centroamericano de Peso Pesado en Guatemala.
Además, ha tenido la oportunidad de ir a pelear a lugares que no había imaginado: México, El Salvador y Panamá son parte de los lugares donde ha podido ir; para Miura ya pasó lo peor y lo mejor está por venir.