En las pinturas del artista Ricardo Ávila los colores siempre están de fiesta. Danzan en círculos, giran y se mueven en todas direcciones. Todos son bienvenidos: amarillo, azul, verde, rojo, naranja, celeste, morado, rosado o gris.
Esos colores conviven en estampas urbanas, escenarios naturales, retratos cotidianos o parodias de grandes maestros: la variedad temática es amplia.
Una muestra de la colorida obra de Ávila viajó hasta Florida para ser exhibida en la Fairside Gallery, en Miami.
“El Mundo Ávila” es la primera exposición que realiza este artista cartaginés en Estados Unidos, y reúne obras representativas de los diferentes temas que ha desarrollado.
Uno de los protagonistas de sus pinturas es el mundo urbano. “La visión de Ávila del importante tema de la ciudad es compleja. A veces, la ciudad aparece como un escenario idílico, cuyas entrelazadas calles, casas, automóviles y jardines están suspendidos en el cielo.
”Más que ciudades imaginarias, son escenas en las cuales las ideas del albergue y la armonía social son levantadas de la tierra y transportadas a un contexto que asociamos con lo fantástico”, opinó el director de la galería, Arturo Mosquera.
El artista desnuda a las ciudades con sus cuadrículas y sus rotondas, con su hacinamiento vial y sus edificios estáticos.
“Sus imágenes del mundo urbano impactan por su audacia, humor y candor imprevisible”, agregó Mosquera.
Para el artista y curador de arte Luis Fernando Quirós , la obra de Ávila lleva las miradas hacia otros temas de fondo. “Recrea un paisaje urbano cargado de color, pero detrás del cual subyace la visión de tantos males que aquejan a nuestra civilización contemporánea”, declaró Quirós.
Otro de los temas destacados son las reinterpretaciones de famosas obras de arte . “Su serie de homenajes a los grandes maestros –Miguel Ángel, Rubens, Van Gogh, Munch, Gauguin, entre muchos otros– son parodias hilarantes. Esta dualidad de reverencia e irreverencia es una parte esencial de la visión del mundo de Ávila”, agregó Mosquera.
Por su parte, Quirós destacó que detrás de las pinturas en apariencia “inocentes” y “coloridas”, al mejor estilo naif, se esconde un profundo mensaje. “Ávila imprime a la pintura una crítica sutil dicha con humor, con aparente liviandad, pero que es incisiva y dirigida hacia varios blancos”, explicó el curador.