Los niños habrían podido entrar cantando: “Cual bandadas de palomas / que regresan del vergel, / ya volvemos a la escuela / anhelantes del saber”; pero aquí nadie volvía a la escuela, sino que la numerosa infancia ocupaba los salones que albergan la exposición Entretejiendo historias en la Galería Nacional, dentro del Museo de los Niños. “Vinieron a un campamento”, aclara Sebastián Mello, director de la galería, y los chicos gritan, corren y juegan, y son como un homenaje de la infancia –la edad más luminosa de la vida– a las fotos que iluminan las paredes.
La exhibición se titula Entretejiendo historias y es la décima que ofrece la Academia de Fotografía Digital Photogrart: 55 fotos de 55 alumnos, hechas con cámaras digitales y en los más variados estilos. La fotos miran temas diversos: retrato, gente, casas, paisajes de ciudades, escenas de campo, cielos, animales, plantas, cosas... Algunas son fotos “macro”: las que presentan objetos muy pequeños, como insectos y piezas de un reloj; es decir, la indiscreción de la belleza.
Libertad. “Ninguno de los participantes se dedica exclusivamente a la fotografía. Son estudiantes, amas de casa, pensionados, y profesionales en contaduría, medicina, derecho, periodismo, educación, arquitectura, informática o ingeniería, que han encontrado, en la fotografía, una actividad que los apasiona”, detalla Ricardo Hoós, administrador de la academia.
“No imponemos ninguna escuela de fotografía”, indica Roberto García Hidalgo, director y profesor de la academia, y añade: “Les mostramos diferentes estilos: documental, periodístico, conceptual, publicitario, artístico... Luego, cada cual se orienta hacia la técnica que más le agrade”.
Luis Barboza Picado, profesor en la academia, interviene: “Puede ocurrir que a un alumno nuevo no le interesen los retratos, pero luego les toma el gusto, cuando conoce mejor ese género”.
Roberto García no es fotógrafo profesional, sino técnico electrónico, y Barboza es analista de sistemas. El tercer profesor es Martín Agüero Aguilar. El director y los profesores desempeñan sus otros trabajos en el día, y por la noche enseñan fotografía en la academia.
–Ustedes tienen doble personalidad, como Batman.
–Algo así –contesta Rodríguez.
Visión y misión. Dos salones de la Galería Nacional albergan las 55 fotos, de mediano formato. Casi todas se tomaron en colores, pero algunas se presentan en banco y negro, como El camino que me trajo aquí, de Rebeca Solano Soto; Infancia perdida, de Carlos Zúñiga Monge, y Paraíso oscuro, de Christy Guzmán.
Una sola foto revela un especial trabajo de posproducción: Navegando en la bruma de Sierpe, de Juan Carlos Calvo Arias. Esta fotografía exhibe una escena gris en la que los contornos de los objetos parecen indecisos.
El paisaje urbano se pinta en fotografías como De añoranzas e historia, de Hellen Porras Portuguez: mirada indiscreta hacia una plaza europea a través de la voluta de una reja. La alegre fachada de una casa holandesa se acerca en Zuecos, de Marcos Escalante.
Hellen Herrera captó la foto del interior de una cabaña del Pueblo Antiguo, del Parque de Diversiones, con sombras y en tonos sepias de melancolía. Hellen nos dice: “Intenté comunicar el deseo de volver a tiempos de nuestros abuelos”.
De los paseos de Andrea Leitón llega El armazón de metal, vista desde abajo de una torre de la iglesia de Coronado, en San José. “Quise ofrecer una mirada distinta de la tradicional y así suscitar empatía por nuestro hermoso cantón”, explica Andrea.
Edwin Herrera expone una visión intensa y luminosa de mujeres que trabajan en los lavaderos públicos de la ciudad de Antigua, Guatemala. Edwin precisa: “En Reflejo a la Antigua pretendí exponer lo simple de nuestro pasado que está aún presente entre nosotros”.
Visión de un reino. El paisaje campestre también nos rodea desde las fotos, que son casi ventanas. Gracias a Noctámbulo , de Jasón Jiménez, el cielo se torna rojo en un arrebol de noche. En cambio, verde, diurno y vaporoso es el Valle de Viñales (Cuba), de Ingrid Knudsen Faerron.
Lorena Barrantes ofrece Leona Cassiani, aún a la espera, fotografía en la que se ve a una mujer quieta, de perfil. Lorena explica: “Yo estaba en Cartagena de Indias y sentí las antiguas condiciones de la servidumbre y la melancolía que Gabriel García Márquez expresa en libros como El amor en los tiempos del cólera. El nombre de la foto se inspira en un personaje de esa novela”.
Los motivos naturales crecen por aquí. Por ejemplo, Luis Barboza tomó una foto “macro” de una hoja sobre la cual gotas de rocío asemejan mágicas esferas de cristal. Robert Camacho Villalobos sorprendió a una flor roja que se despereza cual rayos del Sol.
El reino animal también nos envía algunos de sus nobles. Búho tomado en Santa Ana , de Manuel Delgado Díaz, es un espía insinuado entre unas hojas. Wendell Guzmán Arostegui capturó (en fotografía) un chapulín colorado.
Unos caballos se recortan, nigérrimos, sobre el lienzo obscurecido del cielo en Siluetas del amanecer, de Erick Rivas García.
Una mariposa verde y una flor roja conversan de colores y en colores en El descanso de la sulfúrea , de Carlos Bolaños Porras. Los colores también comparten diferencias en la flor rojo-púrpura de Luz desde el cielo , de Roberto García Hidalgo.
Daniela López Iglesias brinda Life crystals, fotografía tomada en el jardín de su casa en una tarde pluviosa. Se ve una flor blanca con un centro rojo. “¿Qué deseo transmitir? Mmm...: pues que la belleza natural está en las pequeñas cosas de la vida”.
Sugerir historias. Excepto una foto, las demás no presentan modificaciones notables. En la edición, hecha en computadoras, han sufrido cambios de tonos, algo en la luz, pero similares a las manipulaciones que se aplicaban al celuloide en los cuartos obscuros del tiempo ha.
Para Barboza, hay un grado de manipulación mayor, que él llama “arte digital”, pero no es el caso de las vistas que se exponen aquí.
“Deseamos que los alumnos no ‘tomen’ fotos, sino que ‘hagan’ fotos. Todos podemos tomarlas de un modo espontáneo, pero hacer fotos es seguir un proceso: crear una idea, previsualizar el resultado y captar el objetivo. La idea de una foto puede surgir de un lugar ya conocido, pero este solo da el impulso inicial”, medita Roberto García.
–¿Quién es un buen fotógrafo?
–Es quien plasma su idea mediante una cámara en una imagen de papel o informática –opina Roberto.
“Un alumno nos preguntó por qué una foto impresiona a la gente, y otra no. Esto depende de que una fotografía transmita una historia. El título de la foto es la cápsula de una historia”, sostiene Luis Barboza y prosigue: “Cuando se transmiten sentimientos mediante imágenes, la gente los capta también: desde la melancolía hasta la felicidad. Esto hace que la fotografía diga ‘¡Aquí estoy!’”.
“Las imágenes entretejidas en esta exposición son vivencias cotidianas de viajes, descubrimientos, personajes, cosas pequeñas o grandes”, añade Ricardo Hoós.
Para este año, la Academia Photogrart tiene previsto continuar con sus cursos; a la vez, ofrecerá talleres con fotógrafos extranjeros, y una exposición en noviembre.
Entretanto, la quietud de las imágenes vibra un poco por el bullicio de la infancia en las salas de la exposición. La muestra es una isla de felicidad rodeada de gritos por todas partes: habría que fotografiar también esta parte de la vida.
...
Visita a las vistas. Entretejiendo historias puede visitarse hasta el 30 de enero en la Galería Nacional (en el Museo de los Niños) de lunes a viernes de 8 a. m. a 5 p. m.; los sábados y los domingos, de 9:30 a. m. a 5 p. m. La entrada es gratuita. Teléfono 2223-3551.