Esta obra de Iván Molina es una pieza decisiva en la literatura sobre la historia de la educación en Costa Rica. Sistematiza y somete a examen crítico los estudios previos sobre el tema; efectúa la más amplia compilación de datos e indicadores educativos disponibles; pone a disposición nueva e inédita evidencia empírica y, muy especialmente, constantemente la somete a crítica para determinar sus alcances, perfilando así una obra sutil y cuidadosa.
También es un trabajado despliegue de pensamiento crítico e innovador. Al ejercer la crítica, es respetuoso con los antecedentes y las posibilidades de la evidencia. Es, además, una orfebrería de innovación, dibujando constantemente hipótesis, de manera tan sugestiva que invita al lector a constantemente imaginar posibilidades al tiempo que se mantiene alerta frente a la tentación de los saltos mortales hacia la gran teorización ayuna de evidencia. En síntesis, es una pieza decisiva pues funde y funda todo un cuerpo de literatura sobre la educación en nuestro país.
Se trata de una obra ambiciosa. Anclada firmemente en el siglo XXI, procura una mirada panorámica sobre la historia de la educación, exenta de toda teleología. La historia que surge no es, ciertamente, el relato evolutivo y lineal de cómo la educación se construyó progresivamente como prioridad de política pública y valor central en la cultura política nacional, gracias a los afanes de unos cuantos visionarios.
Todo lo contrario, Molina se encarga de mostrar las idas y venidas, las expansiones y las retracciones, los desarrollos desiguales de los servicios educativos, con accesos y alcances distintos para diversas clases sociales, zonas geográficas y para mujeres y hombres y, en especial, los puntos de ruptura, las ambigüedades y los conflictos asociados a las decisiones de política pública.
Con respecto a las obras de otros historiadores, el libro marca dos diferencias. Por una parte, una mirada panorámica más afín a la historiografía de larga duración, en vez del énfasis en un período específico, y, por otra, un tratamiento más sistemático de los indicadores y datos y la búsqueda de un diálogo más inquisitivo con otras disciplinas de las ciencias sociales.
El cuidado por el dato específico, por la construcción de series temporales comparables, por la discusión de sus alcances y limitaciones, hace de este libro un arsenal de preguntas e hipótesis que otros investigadores pueden retomar. Este es un libro polémico, que entra y sale de ella con facilidad.
Quizá de las más importantes, y necesarias, es la interpretación que Molina hace acerca del ascenso irresistible del “pedagogismo” en la profesionalización de los docentes, el desplazamiento del profesor dueño de un saber especializado, de la posterior hegemonía de ese enfoque en el sistema educativo y sus consecuencias sobre la calidad de la educación.
El libro plantea un reto a las facultades universitarias de educación para pensar críticamente, y con mayor profundidad, su propio desempeño y responsabilidad sobre la evolución reciente del sistema educativo en nuestro país. De particular interés es la discusión sobre los alcances y límites en el logro educativo en nuestra época contemporánea.
Más que del poder de la educación, como es habitual en muchos autores interesados en demostrar los “efectos civilizadores” de esta, al decir de la antigua usanza, o de la importancia de la educación para el desarrollo, en el lenguaje más moderno, este libro trata del poder y la educación. O, más precisamente, de la difícil pero inevitable cohabitación entre la política y la socialización de las nuevas generaciones.
El libro de Molina se inscribe dentro de los esfuerzos del Programa Estado de la Nación por crear la plataforma de información y análisis más completa posible sobre la educación en nuestro país. Como es usual en las publicaciones del Estado de la Nación, la obra está para ser debatida y rebatida por la comunidad académica.
Espero que los lectores de esta obra de Iván Molina la disfruten tanto como lo hice yo, que la interroguen, discutan sus conclusiones e interpretaciones para así impulsar el florecimiento de una más robusta y multidisciplinaria investigación sobre la educación en Costa Rica.
El texto es un tour de force intelectual, un viaje fascinante que convoca a todos los interesados en impulsar una mejor educación en nuestro país.