Desde el 7 de mayo, el actor, director y dramaturgo argentino Martin de Goycoechea imparte en el país el taller Escrituras y Lenguaje Escénico, coordinado por la Compañía Nacional de Teatro (CNT).
Durante 10 sesiones, que concluyen el miércoles, Goycoechea busca darle a los 20 artistas participantes herramientas para crear a partir de un espacio como un ensayo con los actores.
Este encuentro es parte del proyecto “Intercambios con Maestros Argentinos”, implementado por el Ministerio de Cultura, el Teatro Melico Salazar y la CNT.
El director invitado explicó que a diferencia de un taller tradicional de dramaturgia, él no pone a los participantes ante una computadora, sino que su trabajo va más allá: lo realiza en el salón de ensayos, junto a los actores.
“Trabajo la escritura escénica en el ensayo, con la actuación y en el espacio. En ese triángulo, para mí, es donde existe la obra. Es lo que yo llamo escritura escénica”, aseguró el suramericano.
En Costa Rica serán los mismos participantes quienes seleccionen esos detonantes, para trabajarlos juntos. La idea es que al final del proceso, el público pueda ver algunas escenas o situaciones cortas.
A pesar de que la propuesta del argentino se sustenta en el trabajo de todo el equipo, aseguró que tiene diferencias con la técnica conocida como creación colectiva. Para él en la creación colectiva todos los involucrados deciden qué parte del material se queda en la obra; mientras que en su propuesta todos colaboran, pero siempre queda en manos del director–dramaturgo la selección del material final.
Uno de los objetivos que es vital en su trabajo y que desea transmitir a los costarricenses, es crear un teatro donde el espectador sea activo: que odie absolutamente el trabajo o que le guste el resultado profundamente.
La forma de pensar del también profesor universitario, podría verse como radical, pero su temperamento parece seguir esa senda. Aseguró no estar dispuesto a aceptar un teatro donde solo se entretenga al público, sin sentido.
“No creo que el teatro cambie a la sociedad, pero reniego del teatro de mero entretenimiento. Hay ejemplos donde el teatro puede hacer algo, pero en este momento el enemigo está atomizado. El teatro no debería perder el escenario como territorio para las preguntas, sin perder que sea divertido. De esa manera se puede trasladar otra mirada al teatro”, añadió el artista.
Justamente para lograr mantener al teatro como ese espacio en el que aparecen cuestionamientos sociales, sin perder el lado divertido; se requiere que los creadores encuentren en lo que hacen un vínculo con lo contemporáneo, con lo que ocurre en las calles.
Por eso es que él se cuestiona qué sentido tiene montar obras de Anton Chejov o William Shakespeare de la forma más tradicional, si no existe un vínculo a lo actual.
“Hay teatralidades ya vencidas, elementos con signos vencidos. No hay que abandonar los clásicos, pero es necesario una mirada contemporánea”, finalizó Goycoechea.