Excepto las de balas, las otras lluvias no gustan de caer de modo horizontal. El fotógrafo Marco Monge recuerda: “Hace años, en Limón, tomábamos fotos de un choque de huelguistas y antimotines, cuando el gas lacrímogeno nos llegó al grupo de periodistas, y nos metimos en un bus para poder respirar”: error. “De pronto, empezaron a caer balas en el bus; nos tiramos al suelo y salimos arrastrándonos por la puerta de atrás”, añade el fotógrafo, quien, como muchos periodistas, sabe que su trabajo es una aventura y un riesgo, y que cualquier mañana puede ser una resurrección.
De esas vidas intensas con la mirada perpetua trata El lente, testimonio de vida, exposición que ofrece el Colegio de Costa Rica, adscrito al Ministerio de Cultura y Juventud. La muestra incluye fotos tomadas por diez fotoperiodistas.
Las veinte fotos han cristalizado instantes de todas las clases: algunas registraron momentos de violencia y de angustia; otras, escenas familiares o de trabajo; otras más, de fiestas populares. La mirada es un vuelo que se posa donde quiere.
La iniciativa de la muestra se debe a Ana Beatriz Fernández González, Antonio Jiménez Rueda y Marlon Mora (presidente del Colegio de Periodistas), quienes recibieron el apoyo del Colegio de Costa Rica.
“En nuestro país no se da la importancia que merece al periodismo fotográfico, aunque muchas veces logra resultados artísticos. Nosotros queremos ayudar a que el público aprecie esa labor”, dice Fernández. Los organizadores invitaron a los diez reporteros gráficos.
“Estas fotografías nos muestran un rico espectro de sensibilidades y de vivencias cotidianas, y extraordinarios encuadres y composiciones, que revelan sellos personales”, opina Ana Beatriz.
Eternidades fugitivas. Paúl Aragón logró el reconocimiento al Mejor Proyecto de Fotoperiodismo de La Nación y a la Mejor Videocreación de la Muestra de Cine costarricense en el año 2000. A su vez, Jeffrey Arguedas se graduó en la Universidad Véritas y en el Colegio Universitario de Alajuela (CUNA).
Ezequiel Becerra estudió fotografía en la Universidad Técnica Nacional. Ha publicado en Time, Newsweek, Life, Der Spiegel, The New York Times, The Miami Herald y The Washington Post. Una foto de Ezequiel es La guerra en El Salvador (Agencia AFP, 1991), que muestra un grupo de guerrilleros bajo nubes fugitivas.
Becerra nos confía: “El fotoperiodismo es un arte: la forma de expresión para quien, por medio de la imagen fotográfica, transmite su visión de un acontecimiento. El fotoperiodismo permite expresar ideas, emociones, percepciones y sensaciones a través de la captura de imágenes”.
David Bolaños Acuña egresó del Colegio Experimental Bilingüe de Sarchí y estudia las especialidades de Periodismo y Producción Audiovisual en la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva de la UCR. Colabora con el Semanario Universidad. Él expone dos fotos; una es Zafra, cosecha de sudor y fuego (2014), en la que aparece un obrero (de más de 7.000), que regresaba de cortar caña de azúcar en un gigantesco campo incendiado de Bagaces. “Son tierras marcadas por telones de fuego y fuerza bruta”, expresa el artista.
David expresa: “El fotoperiodismo es un arte. Debe serlo, pues una fotografía mal tomada es aburrida, y el aburrimiento es una puerta a la indiferencia. Al aburrir se irrespeta la confianza de quienes pusieron sus experiencias en manos del fotógrafo. Sobre todas las cosas, el fotógrafo debe respetar su vocación: ser aquella persona que puede inmortalizar un hecho ínfimo o extraordinario”.
Teresita Chavarría es fotógrafa independiente. Realizó el diplomado en fotografía en el CUNA; tiene una maestría en comunicación. Fotos suyas se han publicado en The New York Times y The National Geographic. Ella expone Incendio en el barrio de Curundú, Panamá (AFP, 2007), tragedia que arrojó al desamparo a 600 personas.
Teresita expresa: “El fotoperiodismo puede considerarse un arte si se complementan el tema, la composición y la técnica. Muchas veces hay motivos para denunciar situaciones que el público ignora. El fotoperiodista no trabaja para colgar sus fotos en un museo”.
Mirar más allá. Marco Monge es fotoperiodista desde hace 25 años y ahora trabaja para La Nación. Ha estudiado fotografía en la Florida International University. Ganó concursos internacionales de Bayer y del Banco Centroamericano de Integración Económica.
Una foto de Marco es Discapacidad, con la que ganó la Bienal Centroamericana de Fotografía de la Alianza Francesa del 2008. En la foto se ve a una persona discapacitada que espera a que un chofer de bus desee subirlo.
Para Monge, el fotoperiodismo registra una noticia, pero el aporte artístico procede del enfoque y del talento. “Puede ser arte si la sensibilidad y la experiencia hacen que la creación trascienda el simple registro de la noticia”, expresa.
Eduardo López recibió una beca de la Fundación de Nuevo Periodismo Iberoamericano (Colombia), donde fue alumno de Susan Meiselas, directora de la agencia Magnum. Ha participado de talleres de fotoperiodismo en el Poynter Institute de Saint Petersburg (Florida). De Eduardo se exhiben Lluvia de meteoros (1998) y V uelo corto y fatal (1998), que se publicó en La Nación y alude a la caída de una avioneta cerca del Aeropuerto Tobías Bolaños: se ve el dolor de los deudos.
López nos dice: “El fotoperiodismo tiene el don de mirar un poco más allá de lo obvio, en una forma que se traduce en arte. Las mejores imágenes del fotoperiodismo, expuestas en museos, son piezas difíciles de lograr. Curiosamente, no nos gusta que nos llamen ‘artistas’: somos fotoperiodistas”.
Mayela López Corrales estudió Ciencias de la Comunicación Colectiva en la UCR y fue editora en la Agencia Mexicana de Noticias. Realizó la carrera de Artes y Ciencias Fotográficas en el CUNA. Ha trabajado para la agencia AFP y es fotógrafa del Grupo Nación.
Mayela ofrece Día de muertos en Xoxocotlán (México, 2013) y Jesús de las Promesas (Cot de Cartago, 2011). En esta foto se ve una imagen del “Cristo de las Cintas”, un Jesús Nazareno a quien adornan sus devotos durante una procesión del Miércoles Santo.
Mayela opina: “El fotoperiodismo es una pasión; es la oportunidad de captar imágenes para llevar historias a otras personas. El mayor desafío es lograr imágenes de valor estético e informativo: una foto bella que además deje un mensaje a quien la mira”.
Estética y reflexión. Desde el 2003, Eyleen Vargas ha cultivado la fotografía social y documental, sin descuidar conciertos y retratos de personalidades. Una de sus fotos es Cosechadores (Santa María de Dota, 2014), que expone a recolectores del cantón de Mora cuando empezaban su labor en la madrugada.
“La magia está en lograr esa imagen que hable por sí sola, que cuente una historia más allá del pie de foto. El ‘momento justo’ del francés Henri Cartier-Bresson siempre me ha inspirado: no perder la paciencia, esperar lo inesperado y lograr la mejor fotografía posible”, explica Eyleen.
Gabriela Téllez estudió artes plásticas en la UCR y fotografía en el CUNA. Fue alumna en la Escuela de Fotografía de Arles (Francia) y obtuvo el máster en Arte y Existencia de la Universidad de Lille 3; integra el Colectivo Nómada. Ella ofrece dos fotos tituladas Isla de Lampedusa (Italia, 2010); muestran a africanos que llegaron ilegalmente a ese lugar. Gabriela afirma:
“El fotoperiodismo es un arte. El mito del fotoperiodismo hecho con una mirada meramente objetiva ha sido desplazado por los profesionales de la imagen y por los espectadores, quienes buscan, en la información gráfica, una interpretación del mundo más estética y reflexiva, sin obviar la veracidad”.
Foto, verdad y arte: el fotoperiodismo son las mil palabras que nos dice una imagen.