Era un lunes, llovía como llueve aquí. El artista franco suizo Julian Charrière (1987) se encontraba dentro de la galería Despacio –en San José–. Junto a él estaba Sandino Scheidegger, curador de la galería y de la exposición temporal de Charrière, Siempre cuenta cuántos cuentos cuentas, la cual muestra seis obras del artista y se inauguró el 20 de octubre.
Ambos estaban sentados alrededor de una larga mesa de madera con latas con cerveza. Se preguntaban dónde podrían conseguir un pantalón para Julian; el que traía, uno de sus favoritos, se rompió. Julian viaja con poco; por eso lo único que tenía puesto era una camisa gris con botones, cerrada hasta el cuello, y un short de tela impermeable.
Basado en un par de recomendaciones, Julian entró a una tienda de ropa usada cerca de la galería, en cuesta de Moras. A los pocos minutos regresó vistiendo un jeans negro.
La razón del porqué de su búsqueda fue tan asertiva, en un lugar donde la mayoría se pierde por horas entre montículos de tela fumigada, fue por su sentido de orientación, su experiencia como buceador —dentro y fuera del agua—, y su mirada, entrenada para localizar tesoros en lugares inmensos.
Julian Charrière nació en Suiza. Como artista contemporáneo —y aunque no lo fuera—, hay un tema que lo incomoda y lo obliga a crear: ¿cómo hacer del tiempo algo tangible? Para esto, experimenta con rocas, agua, residuos. Cualquier material vivo. Ha viajado a los desiertos de Bolivia, subió volcanes en México, visitó Kazajistán, donde la antigua Unión Soviética realizó su primer ensayo nuclear. Es un boy scout por excelencia.
Cuando era pequeño, observaba aves, se sumergía en bosques o pescaba junto a su papá. A los 14 años decidió recorrer toda Europa o, al menos, una buena cantidad de lugares. Se unió a varios amigos y caminaron por meses en distintas ciudades. Así despertó su "sentido de libertad", confesó Charrière.
Esa sensación de caminar entre lo desconocido no la pudo dejar ir. Es la médula que sostiene su obra.
Infinitas atmósferas
Siempre cuenta cuántos cuentos cuentas es una exposición sensorial que se compone en distintas salas de Despacio.
En la primera (en el último piso), se encuentra We Are All Astronauts (2013). Esta obra se compone de globos terráqueos, los cuales, suspendidos por un cable dentro de un cuarto repleto de eco, dan la sensación de ingresar a un universo inventado por el artista. Debajo de las esferas, reposa arena, la cual se creó con un "papel de lija internacional", confeccionado por el artista con muestras de minerales de todos los países reconocidos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Julian lijó la superficie de las esferas a mano hasta hacer desaparecer cualquier división territorial. Con este acto abre la conversación sobre el tema de las fronteras, las delimitaciones geográficas, y así juega con el ciclo continuo del pasado, presente y futuro, así como con la interacción del humano y la naturaleza.
En esa misma sala, el artista incluyó una selección de fotografías tomadas en el océano Ártico. En ellas se ve un inmenso fragmento de hielo de colores fríos, cuya monstruosidad hace ver ínfima cualquier otra cosa que se acerque. A la serie la llamó The Blue Fossil Entropic Stories , (2013).
Para esta obra, Julian escaló un antiguo iceberg islandés, que luego trató de derretir con un soplete. La asignación —evidentemente absurda— tiene todo el sentido del mundo. "De alguna forma, con esas fotos, Charrière personifica el sueño de muchos. Porque la verdad es que no todos podemos viajar a un iceberg, y encontrarnos en la cima", explicó Scheidegger.
Charrière defiende esta hazaña al explicar que el hielo es un libro lleno de historia, donde cada molécula preserva años de sabiduría. También, por medio del acto de tratar de derretir el hielo, demuestra cómo el humano puede afectar la geología y un ecosistema mucho más antiguo que la propia civilización.
Las imágenes han sido comparadas con el cuadro Caminante sobre el mar de niebla (1818), de Caspar David Friedrich, paisajista del romanticismo alemán en el siglo XIX.
La similitud recae en la soledad que transmiten las fotografías de Charrière. En medio de la inmensidad del océano, el hielo, las mareas y un silencio que pocos han escuchado, se ve una silueta diminuta, batallando contra la intemperie.
Esta obra sugiere que Julian no es solo un artista, sino también un explorador; es más, en otro de sus proyectos (exhibido también en Despacio), experimentó de nuevo con el hielo.
Tropisme (Helio) (2015) es una serie de fotografías que muestran plantas congeladas, como orquídeas o cactus, que parecen estalagmitas, esos picos deformes y alucinantes que se forman dentro de cuevas. Con esto, Julian prueba cómo el tiempo se puede detener y las plantas puede ser "archivadas" para un uso posterior.
Esas imágenes de esqueletos blancos se convierten en un recorrido por la historia, en determinado espacio y tiempo.
Julian es un artista inquieto. Esto le da la facilidad de buscar distintos medios para expresarse, por esto también en la exposición, se ofrecen dos videos: Somewhere (2014) y Objects in mirror might be closer than they appear (2016); este último, en conjunto con el artista alemán Julius von Bismarck.
Ambos trabajos audiovisuales requieren paciencia. Hay que sentarse y observar.
Cuando le preguntan a Julian por qué estudió arte (en el Institute for Spatial Experiments en Berlín) explica que todo se dio por pura indecisión. "Quería estudiar biología, geología, antropología. Ser historiador; también me gusta la arquitectura. No pude elegir", comentó el artista.
Así fue como Julian encontró su cueva, dentro del mundo infinito del arte, y creó un taller en Berlín donde puede esconderse y experimentar. Allí estudia fósiles, desaparece rutas, crea nuevas, cuestiona la evolución, pero, sobre todo, se divierte.
Esta exposición no permite dudarlo. Al mismo tiempo y en menor escala, es capaz de transmitirle al espectador la nostalgia de la inmensidad.
Casetes para la memoria
Como parte de la exposición, el proyecto la Biblioteca en Residencia de Despacio colaboró con Printed Matter, Inc. (Nueva York) para reactivar los casetes. La galería expone 11 audios de artistas que incluyen trabajos de voz, piezas de conversaciones improvisadas, artistas que trabajan en el ámbito de grabación, y los proyectos de sonido que terminan como obras escritas.
La galería
La galería Despacio se encuentra en el extremo este de la avenida central, entre calle 9 y 11. El horario es viernes y sábado de 2 p. m. a 7 p. m. La exposición estará abierta hasta el 17 de diciembre. Más información: sanjose@despacio.cr