Brasil es uno de esos países que por su historia, sus tradiciones culturales, sus creencias sincréticas, su literatura y sus artes, se puede considerar excepcionalmente fascinante, vibrante: de Jorge Amado a Clarice Lispector, de Heitor Villa lobos a Chico Buarque, de Paulo Freire a Oscar Niemeyer, de Oswaldo de Andrade a Lygia Clark, de Pelé a Roberto Carlos, entre muchos otros.
En el devenir cinematográfico latinoamericano, desde el llamado cinema novo hasta la actualidad, Brasil es, sin duda, uno de los países más potentes y sugestivos, con realizadores y filmes que han expresado de una manera compleja y visceral algunos de los grandes dilemas históricos y contemporáneos del gigante suramericano.
Ahora bien, más allá de reconocidos realizadores (Glauber Rocha, Ruy Guerra, Nelson Pereira dos Santos, Héctor Babenco, Walter Salles o Fernando Meirelles) y filmes ya clásicos ( Dios y el diablo en la tierra del sol , Memorias de la cárcel, Doña Flor y sus dos maridos , Pixote , Estación Central o Ciudad de Dios ), que han triunfado en festivales internacionales y han sido reconocidos por la crítica y el público.
Hoy, el cine brasileño intenta diversificar sus propuestas temáticas y formales, así como la visualización de grupos humanos y sociales o regiones culturales y geográficas poco exploradas antes dentro de ese contradictorio país.
Algo de ese enorme mosaico social, cultural y humano se muestra en cuatro filmes recientes que se proyectan en Preámbulo, del Centro de Cine, y que retratan la caleidoscópica realidad de ese Brasil contemporáneo: desde sus emblemáticas ciudades –São Paulo, Río de Janeiro– hasta sus espacios geográficos y sociales más marginalizados e invisibles.
Cores
La ópera prima de Francisco García se acerca a la cotidianidad monótona y poco estimulante de tres jóvenes que repiten de forma casi automática, rituales sexuales, de trabajo y hastío, en contrapunto irónico con el optimismo de crecimiento económico del Brasil de Lula da Silva, que se ha visto cuestionado en los últimos años.
Ambientada en el São Paulo de los suburbios y recurriendo a una expresiva fotografía en blanco y negro. Con una dramaturgia que enfatiza la frialdad y distancia en las relaciones personales, junto a actuaciones que potencian el pesimismo de esos amigos que no encuentran horizontes para sus vidas. Cores dialoga de alguna manera con otras dos óperas primas, hoy referentes del cine contemporáneo: Extraños en el paraíso , de Jim Jarmusch, y La ciénaga , de Lucrecia Martel. La primera, a partir de su fotografía en blanco y negro, así como la actitud escéptica de sus personajes. La segunda, a través de una tortuga que resulta símbolo y metáfora de ese ritmo lento, pesado del filme y sus dilemas.
Vientos de agosto
Trasladándose hacia la costa noreste brasileña, el documentalista Gabriel Mascaro se acerca a la vida de un pequeño poblado, donde las actividades principales de supervivencia son la pesca y la recogida de cocos. Allí dos jóvenes del pueblo, Shirley y Jason, trabajan y disfrutan del sexo en medio de una realidad también poco estimulante. Pero, en algún momento, Jason encuentra un cadáver en el mar y decide averiguar quién es, generando tensiones con su padre y la novia.
Filmado desde una perspectiva semidocumental, con “actores” del mismo lugar como protagonistas, Vientos de agosto resalta por una ambientación entre naturalista y poética, que potencia el vínculo del ser humano con la naturaleza –el mar, el viento, la tierra–; también con el sexo y la muerte, sin caer en ningún tipo manipulación emotiva, sino más bien apelando a la sutil belleza de su ambientación sonora y su fotografía.
Viajo porque preciso, vuelvo porque te amo
Karem Aïnouz y Marcelo Gomes, que dirigieron antes el premiado filme Madame Sata (2002), realizan esta vez Viajo porque preciso, vuelvo porque te amo , un hermoso road movie , también semidocumental, donde un geólogo se adentra en el sertao (extensa zona semidesértica del noreste de Brasil), para hacer una exploración acerca de un futuro canal. Sin embargo, esto no es más que pretexto para hacernos partícipes de una emocional carta de desamor a su novia ausente.
Junto a esa dimensión romántica, el filme destaca por una hermosa fotografía que resalta la precariedad del grano, para dimensionar la inestabilidad del viaje. Paralelamente, hace un acercamiento antropológico a las duras realidades de pobreza, marginalidad y prostitución de esos lugares por los que transita el protagonista fantasmal del filme, en contrapunto a la desazón que provoca la separación de su amada y este bellísimo viaje de amor perdido y autodescubrimiento.
Río 2096: una historia de amor y furia
Para enfatizar la variedad de acercamientos al contexto brasileño actual, no solo por los temas que abordan, sino también por el género desde donde se proponen, esta animación, que ganó varios premios internacionales, hace un recorrido por diferentes momentos de la historia del territorio brasileño, comenzando hace 600 años, cuando los portugueses aún no habían llegado al país.
Las historias pasan por la primera mitad del siglo XIX y la segunda mitad del XX, explorando dilemas históricos como el exterminio de las poblaciones originarias, la esclavitud de la población negra, las luchas políticas estudiantiles contra las dictaduras, hasta llegar a un distópico 2096 y un crudo conflicto por la escasez de agua y la necesidad de su dominio para la supervivencia.
En cada uno de los capítulos históricos que narra Río 2096 , el protagonista masculino –especie de hombre pájaro que se transmuta y sobrevuela las épocas– tiene una contraparte femenina que va ganando protagonismo, hasta llegar a dominar las acciones y ser el centro del último capítulo.
Con algunos ecos de Avatar y 2046 , pero también de Historia de Brasil y Las edades de la tierra , de Glauber Rocha, este largometraje animado es una evidencia de que la cinematografía latinoamericana de hoy, y específicamente la brasileña, transita por múltiples caminos formales –ficción, documental, animación y sus híbridos– y temáticos –de la gran ciudad al sertao , de la historia al futuro–, que ponen de manifiesto la condición a la vez infinita y vibrante, a veces invisible, pero siempre fascinante de ese Brasil histórico y actual.
No se pierda las funciones gratuitas
Estas son las películas que ofrecerá Preámbulo en el Centro de Cine, ubicado en la parte de atrás del Instituto Nacional de Seguros (San José), en barrio Amón. Todas las funciones son gratuitas.
- Río 2096: Una historia de amor y furia (2012, 98 minutos)
Dirección: Luiz Bolognesi
Proyecciones: Hoy, domingo 29, 7 p. m. / Jueves 16 de febrero, 7 p. m.
- Cores (2012, 95 minutos)
Dirección: Francisco García
Proyecciones: Domingo 5 de febrero, 4 p. m.
- Viajo porque preciso, vuelvo porque te amo (2009, 75 minutos)
Dirección: Karem Aïnouz, Marcelo Gomes
Proyecciones: Sábado 25, 7 p.m
- Vientos de agosto (2014, 77 minutos)
Dirección: Gabriel Mascaro
Proyecciones: Domingo 26 de febrero, 4 p. m.