“Todos somos parte de la historia”: con esa aseveración Gabriela Villalobos, curadora de la Sala de de Historia del Museo Nacional respalda el prometedor proyecto que desarrollan para demostrar que los momentos claves de la historia costarricense están protagonizados por “seres humanos”.
Maniquíes en 3D que representarán la historia real de Costa Rica, llevarán a los visitantes por un viaje en el tiempo en el que se conocerá todo lo acontecido en la Campaña Nacional 1856- 1857; el crecimiento que hubo en la ciudad a inicios del siglo XX gracias a los artesanos, y el gran salto que dio la salud costarricense en los años 70, entre otros.
Para representar la primer escultura se utilizó como modelo a un descendiente directo de uno de los oficiales que participaron en la campaña. Para dar vida a los artesanos el modelo fue un zapatero dedicado al oficio, por citar algunos de los ejemplos que podrán verse.
“Todos los sujetos históricos están representados por alguien real o relacionado. En el caso de la enfermera ella trabajó en la Clínica Marcial Fallas, siendo muy joven iba a caballo a las comunidades más alejadas a poner vacunas”, explicó Villalobos.
3D, ¿Proceso? La elaboración de las esculturas que engalanarán la sala tendrán un costo de ¢24 millones. En el caso de las más grandes, en su impresión se tarda cerca de 650 horas.
Cada una de las personas participantes fue escaneada con un dispositivo especial que ayuda a posteriormente modelar cada una de las figuras.
Tamara Hilje, encargada del proyecto explicó en qué consiste el proceso de escaneo e impresión.
“Para las esculturas, los personajes se recrean vistiendo y posando a modelos humanos y estos son escaneados, los scans sirven de referencia para luego terminar los personajes por medio de escultura digital, posteriormente imprimirlas en 3D y finalmente darles acabado”, explicó Hilje.
Sobre el material en el que van a imprimir los elementos, Hilje mencionó que será en ácido poliláctico.
“Se usa este material porque es un biopolímero derivado de recursos renovables como el almidón de maíz o caña, que no emite vapores tóxicos y es biodegradable. Es un material muy versátil y adaptable”, indicó.
En la nueva sala se encontrarán además réplicas de elementos que se van a exhibir para que puedan ser tocadas por el publico y la experiencia no sea solamente visual. Entre ellas habrá monedas, rifles y hasta una de las marcas que usaban en tiempos pasados para los esclavos.