Cuesta creerlo, pero la reconocida actriz argentina María Merlino , ganadora de varios premios y elogios de la crítica, sentía nervios e inseguridad antes de estrenar su unipersonal
La buena acogida de la obra, que este año llegó a su quinta temporada en el circuito independiente de Buenos Aires, hizo que pronto desapareciera toda inseguridad, y hoy está en el país, para ofrecer la segunda y última función de la producción, en el Teatro 1887, en el Festival Internacional de las Artes .
En esta, su primera visita a Costa Rica, Merlino explicó que en
Además, este personaje de los años 1930 tiene dificultad para tomar decisiones, hasta que un día las actrices Libertad Lamarque y Eva Perón la fuerzan a tomar la que será la decisión más importante en su vida, a partir de la disputa por un vestido.
La actriz aseguró que no es usual que un unipersonal dure tantos años en cartelera en Argentina. Reconoce que en el circuito independiente es reconocida, pero no a nivel de masas como para que justifique la permanencia en cartelera del monólogo.
¿A qué atribuye su éxito? “Lo que se dice en el boca a boca es muy fuerte; creo que eso hace que la gente venga a verla; hay gente que me dice ‘la vi cuatro veces’, así deberíamos preguntarles a ellos”, comentó.
Otros elementos valiosos que encuentra en esta producción son un texto hermoso y una buena dirección. Para ella, el elemento más importante es que disfruta mucho hacer ese personaje y la obra.
Ese mundo argentino de las décadas de 1930 y 1940 era algo que llevaba varios años de querer trabajar, siempre sintió cercanas esas películas donde actrices como Lamarque eran las protagonistas; además, al estudiar canto se metió aún más de lleno en el tango.
Por eso que no le extrañe al espectador que la obra comience con la actriz casi entre tinieblas, cantando
“Algunos tangos tienen que ver con lo que se dice en la obra, otros no. Ahora, me parece normal estar sola en el escenario y cantar, antes de estrenar sentía muchos nervios”, recordó la actriz.
La selección de música también contribuye al disfrute del público; eso Merlino lo tiene claro, en especial cuando entre la audiencia hay alguien que la acompaña como coro.
“El contacto con el público, el aquí y ahora, eso que pasa en la función y nunca se va a volver a repetir, aunque sea la misma obra cada noche, siempre es mágica”, agregó.
Con los años, aprendió que lejos de la teoría de las clases de actuación, una buena interpretación tiene que ver con expulsar todos los sentimientos del personaje, cada sensación que quiere transmitir y que eso llegue a las fibras del espectador.
En su caso, agregó, no se puede dar el lujo de ofrecer una actuación más o menos convincente, porque al ser un monólogo le corresponde guiar el barco, remar y llevarlo a puerto seguro o hundirse.
Su trabajo le da buenos réditos, como críticas favorables de la prensa argentina. Por eso, no oculta que las recibe con alegría.
“Es satisfactorio si al crítico le gusta, pero es más importante que me guste a mí, y sentirme que hago algo con ganas; después viene lo demás”, confesó la actriz de 41 años.
Luego de cuatro temporadas, Merlino acumula anécdotas inolvidables: algunas la asustaron mucho, otras sencillamente inexplicables.
De todas recordó la que le causó mayor susto. En una escena en que todo estaba en relativa calma, aún no llegaba el momento de decir su parlamento, cuando un espectador de la primera fila se cayó.
El susto fue inmediato para ella, desconocía si se había lastimado cuando lo ayudaron. En otra ocasión, una señora no dejaba de hacerle fotos, hasta que le hizo un gesto con la mano para que parara.
Por lo pronto al unipersonal le queda vida para rato, ya tiene confirmadas presentaciones en festivales de teatro de Brasil y los Estados Unidos, además de su temporada bonaerense.