24-03-11Festival Nacional de las Artes Siquires 2011 en la foto el clown argentino Alejandro Cinquamanni muestra su performance a los nios de la escuela Central en Peje de Siquirres foto:adriana Araya (Adriana Araya)
Keitin Mora Rodríguez, de siete años de edad, y doña Ana Rojas, de 79, tienen un hecho en común. En sus vidas, corta o larga como un camino, ninguna había estado cara a cara frente a un títere,
Lo nunca visto ya no está más en sus listas de pendientes. Por primera vez, ellas, como varias decenas más de habitantes de El Peje, vieron que el arte a veces agarra por buen camino; en su caso por el camino viejo entre Turrialba y Siquirres.
En el marco del IX Festival Nacional de las Artes (FNA) 2011 le tocó a esa comunidad del distrito de Germania, cantón de Siquirres, ver cómo llegaron en una microbús bien coloreteada tres artistas argentinos: Luis Olguín (Títeres El Gorrión), Alejandro Ciancuamanni (Cincomanos Circo) y Jorge Solís (Monoclown).
La Escuela Central El Peje, a unos 30 minutos de Siquirres y que acoge a 105 niños de un poblado de 480 habitantes, estaba atenta a la carretera que transitan chapulines y furgones.
Cobijados por la sombra de un frondoso árbol de aguacate, pasada las 11 a. m., una música de acordeones envolvió el ambiente, y el círculo de pequeños estudiantes de El Peje vieron a los títeres armar la historia de
El sol picaba, pero los pequeños lo ignoraban; algunos usaron sombrillas para evitar que les diera mordiscos en la mollera, pero hubo otros que se la tiraron sin protección.
Reían, gritaban junto al titiretero Olguín y sus ojos se abrieron con asombro cuando Cincomanos salió a hacer malabares y más aún cuando este, casi al final, se montó en su monociclo para hacer piruetas.
Con el Monoclown, gozaron a mares. Fueron los mismos niños los protagonistas de sus historias. Así, Jean Franco Méndez hizo del intrépido lanzador de cuchillos Julio Roberto, y Kimberly Espinoza encarnó a Dorita, su asistente. Reían sus compañeros al verlos en aquellos papeles.
El final fue enternecedor. Apareció Monoclown en unos zancos todito vestido de blanco y haciendo las veces de “El hombre más largo del mundo” se llevó a los niños al centro de la plaza de la escuela y armaron una gran ronda que se movía al ritmo de sus carcajadas.