El diseño está en todas partes, pero no todo es diseño. Los objetos que utilizamos cotidianamente tienen una historia de su creación y sus usos, y la nueva exposición del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo invita a considerar las infinitas posibilidades de la disciplina.
D’aquí. Ensayo para la construcción de una colección de diseño analiza la presencia del diseño en lo cotidiano y en la historia de la cultura. Con objetos de la colección del MADC y piezas de creadores tradicionales y contemporáneos del país, la muestra abre investiga sobre la práctica profesional y el uso cultural del diseño.
“El diseño es una profesión y utiliza metodologías muy diferentes, pero ese proceso de pensar, planificar, investigar, probar, eso es fundamental”, considera Valeria Rodríguez, una de las curadoras.
Junto con Daniel Soto y Fiorella Resenterra (directora del MADC), plantea la exposición como un punto de encuentro y un sitio para reflexionar sobre el diseño y sus procesos creativos.
En la exposición se encuentran objetos de uso cotidiano estudiados por su diseño. Mecedoras típicas del pasillo, chonetes, chorreadores de café, tazas de loza, sillas y otros objetos tienen su espacio.
Sin embargo, estas piezas no están aisladas: dialogan con objetos de diseño ideados por creadores profesionales contemporáneos.
“Algunos objetos no cumplen estrictamente con los criterios de qué es diseño, pero los incluimos para que la gente reflexione y vea la evolución que ha tenido un objeto a través de una metodología sistemática de diseño”, explica Daniel Soto.
Revisión. “El MADC lleva varios años trabajando en diseño, pero sobre todo hemos trabajado directamente con la colección de diseño, en el tema de registro y catálogo. Si comparamos la colección de diseño con la de arte, la diferencia es bastante grande”, considera Resenterra.
De este modo, D’aquí aspira a hacer equivalente el interés y el análisis que se da a los componentes del arte. Por este motivo, la exposición se enfoca en lo educativo: el diseño, como parte de la vida, es poco comprendido.
“Invertir en un buen diseño no es comprar un lujo; es invertir en algo que, de alguna manera, te va a mejorar la vida o te va a solucionar un problema”, dice Rodríguez.
¿Qué es, pues, lo que hace al diseño? Como se indica en la muestra, debe ser funcional y satisfacer una necesidad; debe utilizarse una metodología para crearlo; se puede reproducir en serie; y su forma es coherente con su función.
La Sala 4 del MADC explora otros trabajos relacionados con la tipografía, lo icónico y lo vernáculo del diseño gráfico. Aquí se exponen: Proyecto Pollo , de Juan Manuel Betancourt, Proyecto Guachi , de Julián Mora, y Mr. Masking , de Pupila Estudio.
La exposición no pretende ser un punto final, sino un ejercicio: es una invitación para que los diseñadores vuelvan a ver a lo local y lo incorporen en su trabajo. Asimismo, como señala Soto, es una forma de “identificarse con la cultura” por medio de sus objetos.
Para Resenterra, D’aquí puede ser una puerta abierta a investigaciones sobre lo propio.
“Ninguna persona se ha puesto a pensar en cómo es, realmente, el embalaje de un tamal, y son cosas que se van a perder. Son procesos que el museo debe ir coleccionando. Son ejemplos que después pueden aplicarse a otras áreas”, considera la directora.
El jueves 17 se celebrará Pida el gato , conservatorio sobre diseño a las 6:30 p. m. También habrá un ciclo de cine sobre diseño.