Es el amor por el exterior lo que guía el pincel de Jeannina Blanco . Pintora en plein air (al aire libre), permite que el paisaje se adentre en su estudio y tenga nueva vida.
Paisajes naturales y urbanos retoman la tradición de pintar in situ , frente a las cambiantes condiciones ambientales y las distracciones que el pintor suele evadir en un estudio cerrado. Para Blanco, por el contrario, el reto está en el cambio y en la variedad.
“El tema para mí es la luz: cómo la luz afecta los elementos arquitectónicos, naturales o humanos”, explica Blanco. “Casi siempre, mi obra es de imagen viva”, agrega.
La pintora se enamoró de la técnica en la Asociación de Pintores Plenairistas de California del Sur. Ahora, deposita ese conocimiento en los paisajes de parques citadinos, montañas heredianas, playas del Pacífico e iglesias monumentales de varios puntos del país.
Retador. La pintura al aire libre es y no es instantánea. “Hay que trabajar muy minuciosamente para ir rápido, aunque suene extraño, por la velocidad con la que cambia la luz”, explica.
“Hay que practicar mucho, para lograr plasmar un cuadro en tres o cuatro horas. Si la luz se fue, hay que regresar otro día a la msima hora”, describe la artista. Para completar varios cuadros de esta exhibición, regresó durante varios días al sitio. “Tratar de controlar lo que no se puede controlar es una pasión”, confiesa.
“Para mí, pintar al aire libre es como andar en bibicleta, sentir el aire en la cara, escuchar los pájaros, la gente, olerla, sentirla, plasmarla; a veces los cuadros terminan con arena porque se le pega a la arena de la playa. Son obras muy vividas que no suceden de la misma forma en el estudio; en el estudio, todo es controlado”, relata Blanco.
Su estudio está abierto con cita (tel. 8707-6000). Hasta el 12 de enero, podrá apreciar allí las creaciones. También podrá aprender junto con ella, pues el 11 y el 12 de enero impartirá el taller Cómo observar .