“ Si para un carpintero la madera es su materia prima, para mí la materia prima son los seres humanos”, asegura la dramaturga mexicana Bárbara Colio.
En su premiado texto Cuerdas habla sobre el machismo en las relaciones de padres e hijos. La Traka Teatro montó la obra para público tico y la ofrece en Gráfica Génesis (en barrio Luján).
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La invitación a su estreno coincidió también con un taller que Colio ofrecerá como parte del Encuentro Nacional de Teatro.
¿Como investigó a Cuerdas ?
Realizo, en la mayoría de mis obras, mucha investigación. Pero justo con Cuerdas no; mi mayor investigación fue la vida: conocer a muchos hombres amigos, parejas, hermanos y demás... que tenían serios problemas con el padre. Cosas que siempre criticaban y pasaban los años y se convertían en eso.
¿El mensaje de la obra es que resuelvan esas cosas?
(Risas) Yo no suelo escribir para dar un mensaje. No hay nada definido. La apuesta es que el que vea la obra acompañe el viaje de sus personajes y lo completen con su propia historia. Hay muchos personajes en la obra que no aparecen físicamente pero que tienen una presencia impresionante: la madre, la novia de uno de ellos, la vecina del otro... Es también una invitación para el público para que complete esas imágenes que no aparecen con sus propias imágenes.
¿Cómo visualiza la creación teatral latinoamericana?
El panorama latinoamericano es quítate que ahí voy... No sé si sea el mejor momento o no pero es el momento que estamos viviendo ahora. Hay voces muy potentes que están escribiendo teatro y que se están representando. Eso es lo más importante. El teatro tiene que llegar al público, tiene que llegar al espectador. Los mecanismos para montar, con o sin dinero, se están dando. También (el teatro latinoamericano) está viajando mucho. En Europa se está montando muchísimo teatro latinoamericano, en Asia vamos abriendo camino también. A principios de este año, estuve en Singapur en una residencia artística para crear un texto que se va a presentar ahí. El otro mes voy a China. Entonces, Asia está volteándose a incluir a los latinoamericanos en su programa porque esas voces están teniendo eco.
¿Cómo es escribir desde México para el mundo?
México es inmenso, tiene diferentes voces. Yo soy del Norte, de la frontera. La realidad, la voz, la cultura y cómo corre la sangre en el Norte es muy distinto a la del Sur. Lo maravillosos de México es que esas voces hacen un cuerpo de teatro con diferentes matices. México para todo tiene pasión, para todo es intenso. Vivir esas emociones, observar esos delicados puntos de fragilidad en los seres humanos hay fuerza. Eso emana del país mismo. Se nota mucho en su teatro.
¿Existen en México las estructuras para que el teatro independiente sea leído y montado?
Realmente, hablando de Cuerdas en particular, su distribución no se debe a México. Yo la escribí en el 2009, ganó un premio y me agarré de esa pequeña famita para producir la obra con mis tres pesos. Fue teatro independiente, minimalista, muy exitoso y que a la gente le gustó mucho. Pasó el tiempo, no sé cómo llegó a Estados Unidos y, luego, a España. El texto se comenzó a conocer gracias a Internet. Y, el año pasado, se hizo otra producción mexicana en un corte absolutamente comercial: con tres grandes estrellas de televisión y de cine, actores muy famosos y una producción millonaria. La gente abarrotó el teatro. En algún momento preguntaban que si había estado en el circuito cultural, ¿cómo iba a pegar en el comercial? El punto que atácabamos nosotros es que esos prejuicios son los que nos tenemos que quitar. Un teatro bien hecho –una historia bien contada, algo que va a enganchar al público– la gente va a ir a verlo. Hay que quitarnos ese prejuicio, sobre todo los productores, de pensar que lo nuestro no puede llenar las salas. Una historia bien contada puede llenar las salas.