Para la primera temporada de estreno del 2015, la compañía Danza Universitaria invitó al coreógrafo Gustavo Vargas a realizar el montaje titulado Inercia , el cual está inspirado en las leyes del físico inglés Isaac Newton, pero supeditado a la intención de los bailarines. Con este estreno, la agrupación celebra 37 años de labor creativa ininterrumpida, en la cual ha incidido de manera crítica en el desarrollo de la disciplina en Costa Rica.
Este creador parte de lo emotivo y lo físico para plantear un texto dancístico poético, en el cual no se preocupa de la narración, más allá de la misma que genera la danza, lo cual le permite al espectador crear sus propias imágenes o interpretaciones.
A través de varias escenas, Vargas pone a los cuerpos de 11 bailarines a interactuar en los formatos de dúos, solos y grupales, enmarcados por la banda sonora original que creó el compositor Alex Catona, y en la cual contó con la participación de la bailarina Jimena Muñoz para la realización. Esta partitura contribuyó fuertemente en la definición de las atmósferas y el ritmo de la coreografía, ya que en Inercia se perciben ambientes mayormente íntimos y posee un tratamiento del tiempo que va de la quietud a la aceleración.
Otro aspecto que debo comentar de la puesta es el acertado concepto de iluminación que también fue responsabilidad de Vargas, así como el de la escenografía, diseñado por el asistente de dirección, Esteban Piedra, que contribuyeron a darle unidad plástica y temática.
Durante la hora de duración de Inercia , los participantes llevaron trajes diseñados por Victoria Marenco, en los que planteó elementos con referencias cotidianas, que los ubica en situaciones que se pueden interpretar como trabajo o vida ordinaria.
En la composición coreográfica, Vargas explora con éxito el espacio y la dimensión temporal, y lleva al espectador a poner su mirada en diferentes niveles del escenario, donde se dan pequeñas sorpresas constantemente.
En Inercia , en general, el desempeño técnico de la compañía se observa limpio y dominando las situaciones requeridas; además, vemos a un elenco copartícipe de las cualidades de movimiento logradas, con una proyección adecuada a cada motivo a tratar.
De la interpretación, quiero destacar los dúos ejecutados por Gustavo Hernández e Iván Saballos, así como el de Evelyn Ureña y Jimena Muñoz.
De estos duetos, me interesó la resolución que lograron los cuerpos de los varones, que, sin ser idénticos, dibujaron al unísono volúmenes y dimensiones articulados por la velocidad y precisión. En el trabajo femenino, cabe destacar los contrastes, la fluidez y cadencias obtenidas por cuerpos tan disímiles y bien acoplados.
Es Inercia un trabajo en el que Vargas como autor me atrapa por la sutileza de la dramaturgia y en el cual la agrupación mantiene su característica de investigación y búsqueda para enriquecer el lenguaje contemporáneo.
Este domingo, la última función será a las 6 p m.