Redacción
Randall Roque (1977) es un poeta para quien es incapaz poner en pausa el arte. Conversar con él es sumergirse en una niebla de poesía; leerlo es confirmar que no puede dejar de hundirse en ella. Este año, presentó Isla Pop, un libro curioso en su trayectoria, pero un paso natural si se han leído atentamente sus poemas: entre sus poemas, surgen ilustraciones de vívidos colores, autoría de Carlos Tapia. Color y palabra son inseparables.
Entre sus libros están Los Alegres somos más (selección poética, 2003-2012) y Alguien llama a tu puerta (cuento, 2014). Ha sido publicado en antologías de poesía en América Latina y Europa. Recientemente, algunos de sus poemas fueron publicados en árabe.
Cinco preguntas nos permiten conocer más sobre su visión de la literatura.
–En su poesía hay mucho de dolor, quizás de angustia, pero también de resignación. A veces, por situaciones románticas; otras, por temas políticos o sociales. ¿Es una forma de defensa o una manera de distanciarse de esas situaciones dolorosas para verlas con mayor claridad?
–Somos personas heridas, barricadas al fin contra la vida misma y, la vida, en la mayoría de las ocasiones es una desesperanza, mientras que la felicidad por sí, es sólo un producto social que debe consumirse antes del vencimiento, para luego, consumir un poco más; adictos a la alegría, nos diseñan píldoras, panfletos para ser felices y ver el rostro amable del mundo, mientras negados a la realidad reunimos memorias, nostalgias para ser contadas, nunca la tristeza, nunca la rabia, nunca la herida.
"Todo está construido para ser felices y quien no lo sea, será un enfermo, un padecimiento social, un virus a ser encerrado entre medicamentos y hospitales. Debemos defendernos de la alegría, no de la tristeza, el dolor nos hace fuertes, nos construye, la alegría nos apelmaza, nos da el confort, la saciedad. Quien es optimista no avanza, se queda, ni siquiera tiene la capacidad de retroceder, sólo se estanca. Carecen del sentido del cambio, cercenado todo pensamiento que produzca diferencia, sólo consumen y son consumidos como un producto; temen terriblemente la transformación. Parece que el fin de la vida es herirnos, pero jamás resignarnos.
"Yo he tocado la miseria y también la alegría, de ambos me he nutrido. Sé que nadie crece en la felicidad y el ser humano en sí mismo no la reproduce por naturaleza, es destructivo, arrasa como hormiga de fuego y deja rastros a su paso para recordar la miseria humana. Los libros publicados, realmente no reflejan la totalidad de los escritos; puedo contar unos mil trescientos poemas, quizá más y muchos de estos fueron quemados. Escribí sobre las sábanas en la oscuridad porque las ideas no me dejaban dormir y luego se fueron callando, buscando su caos y su debida distancia.
"He publicado algunos libros para poder publicar otros como Las Lunas del Ramadán y otras alegorías y todos de una manera u otra, más que situaciones románticas hablan del amor, porque el amor es caos, oscuridad, tinieblas y transformación, también, calma, desesperación, saciedad, sin embargo, si nunca has enloquecido, nunca te has obsesionado, has llevado tu vida al límite, entonces no has conocido una parte del amor y no has sido más que un miserable con tu vida, desperdiciándola en ese nihilismo del vacío de la sonrisa. Todo es amor y por tanto nada permanece. En las sociedades, ¿ves acaso felicidad? Lo que sucede es que la bondad tiene su publicista en una imagen de dios que ya no vende bien y la maldad, en los periodistas, que venden demasiado. Constantemente me rescato del mundo y este me ha herido desde pequeño. En mi casa, en los noticieros cuando observaba la muerte en África de niños famélicos, quizá de mi edad y ahora, todo eso es un canto común; las sirenas de la miseria se apoderaron del mundo.
"Esta sociedad está enferma. Nosotros estamos enfermos. Ese es un rostro del mundo, no el único, pero el más visible. Cuando escribí Los alegres somos más pasaba por una época espantosa y me negué a reproducir algo más de lo evidente, necesitaba un respiro y me acogí al coro de aquellos que necesitan ver algo de alegría en las sociedades sin futuro, pero lo cierto es que el mundo no deja de ser una miseria y si tenemos que escribirla, lo hacemos. No me distancio: confronto. No me defiendo: ataco".
–En muchos de los poemas de corte amoroso, lo que parece subyacer en ellos es la incapacidad del poeta de comunicarse adecuadamente, de acortar la distancia entre los cuerpos. ¿Puede el lenguaje escrito realmente salvar esta distancia en una era de imágenes?
–El poema no es la imagen. La imagen condiciona, es una limitante, aunque en muchas ocasiones no se pueda prescindir de esta. Al decir "el poeta" es hablar del vacío o la inexistencia, pues no se pueda decir que sea tal cosa o ni siquiera exista. Es un canon común para expresar en una imagen a una persona común, que apenas si sobrevive a sí misma. Porque en efecto, es la "era de la imagen" en el consumo, pero no la "era de la imagen" en la poesía, que se liberó de ésta para comunicar y buscar el poema en el todo, no por un verso, una frase, unas palabras misteriosas que solo entienden el "poeta" y sus críticos lambiscones.
"El poema en sí, es la imagen. Es un todo, por eso no se deben separar frases sueltas o carecería de sentido. Comunica, pero no es noticia, no es comentario fácil, porque se ha confundido el mismo con la carencia de un significado en la poesía y no es cierto. En el poema amoroso, me siento bien porque refleja una parte de lo que escribo, pero he escrito muchos. La importancia radica en escribir, no en publicar; salvarnos de esa incapacidad de expresarnos con la misma facilidad que lo haríamos en un escrito. La poesía me consume, no me redime ni salva, la he tratado de dejar muchas veces y he quemado libros completos, pero luego me veo escribiendo, no hay manera, así que me resigno y,, siempre que no deba leer delante de la gente, me satisface.
"El lenguaje escrito, superó la "era de la imagen"; si tomamos ésta desde el canon de la publicidad, ya lo ha superado. Cada vez es más minimalista, más simple, más de ideas, lo cual no desmerita de modo alguno otras formas de poesía, son distintas, conviven. El arte está en ser dúctil, capaz de transformarse y escribir de todos los modos y hacer lo que te da la gana, porque tenés la capacidad de hacerlo. En eso Picasso fue un maestro completo, manejó lo figurativo, descompuso, transformó, nunca fue el mismo pero fue único. El artista no se hace, se puede formar, pero si no lo tenés en vos, resignate, no destruyás árboles por ego. El lenguaje nunca te salvará de tu miseria y para vivirla, podés hacerla de muchos modos.
"Así que escribir, sea del amor o el odio, en el sentido mismo de lo que esas palabras contemplan, nada redime. El amor, es una palabra a la que tenemos mucho miedo y, cuando muchas creencias asocian a dios con el amor, eso es la infinitud de la palabra misma. Por lo tanto, yo nunca he escrito un poema de amor, nada salva lo perdido, aunque te digo que he escrito algunas palabras sobre el amor".
–Tras casi 20 años de escribir cuentos y poemas, ¿ha cambiado su forma de entender la poesía y, en general, el trabajo con las palabras? ¿De qué manera?
–Ha cambiado mucho, puede cambiar en quince días o en un año, a la semana siguiente, porque toda persona no es la misma, al minuto siguiente. Nosotros, los rotos, los desvalidos, los sin sombra, no nos quedamos en el permanente alegría. Cambiamos. No entiendo la poesía, porque no deriva de un significado, un concepto que pueda entenderse, aprenderse, es demasiado cambiante para comprenderla. Lo que escribo hoy, mañana quisiera quemarlo, me parece espantoso, nada me gusta, paso insatisfecho con todo lo que escribo y más con lo que publico. Siempre el paso siguiente, el otro. Nunca se alcanza ¿Cómo puede permanecer lo que no tiene forma? ¿Cómo puede entenderse lo que no se explica? La literatura tiene formas definidas; la poesía no. Algunos dicen que son poetas y los admiro, otros se hacen publicidad y reeditan mil veces sus libros baratos y sin propuestas cambiantes. El estilo lo es todo, dicen connotados, pero el estilo no es nada, es una jaula donde te aplauden y el ego es la llave.
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¿Qué ha diferenciado a un libro de otro? ¿Cómo toman forma los distintos proyectos?
–Cuando las luciérnagas hablan, publicado en 1998, fue un libro muy diferente en el canon de lo que se escribía en Costa Rica, profundamente marcado por Cortázar y su Bestiario, que leí en un periódico. Otros tiempos, donde no quedaba más que ir a las bibliotecas y leer libros enteros. Es más surrealista, porque a diferencia de la poesía que escribo actualmente, en narrativa no soy tan transparente. Los libros de poesía todos son distintos, de "corte amoroso" como bien dijiste antes, pero muy diferentes. Itinerario de los amantes es muy básico.
"Luego, Estrellas de madera fue otro intento de hacer poesía con Flamenco, música electrónica, blues, pero no logramos una buena difusión. Amores domésticos fue una propuesta de fotopoemas que procuraba unir aquella imagen que solo el autor visualizó cuando se suscitó el poema sin importar si esta tenía sentido lógico, igual se varía un poco en las formas. En poesía he buscado la simpleza.
"Después Las Lunas de Ramadán y otras alegorías tardé diez año en escribirlo, es toda una propuesta existencial. Todo fue un círculo de búsqueda a la simpleza del poema que cerré con Los alegres somos más una selección de 2003- 2012. También están los microrrelatos Alguien llama a tu puerta (Uruk, Editores), para finalmente dar paso a Isla Pop (REA, Ediciones), mi último libro que no pierde la simpleza, pero tiene ironía, sarcasmo, es más lúdico, menos complaciente, si se puede decir de algún modo. Este libro es muy significativo, porque esa Isla contiene una búsqueda ilustrada por Carlos Tapia y, hasta cierto punto, encierra parte de los anteriores, pero a su vez es "Pop" desde la crítica del consumo, del nihilismo, del vacío social y siempre desde el amor, porque ese es y será siempre un tema recurrente en lo que hago.
"Me contamina el mundo, pero no dejo de amar en todo lo que esta palabra contiene. Fue un libro de complicada composición porque soy un escritor que no escribe libros en sí, sino que escribe poemas todos los días dos o tres, no me detengo. Fue la editora Eugenia Wo Ching quien en este caso le dio forma y fue de mucha ayuda, pues me cuesta ordenarme, cuando por fin tengo que armar un libro, soy un caos, no encuentro las hojas, me desespero y quiero botarlo todo, hago cambios hasta el último momento, soy la pesadilla de los editores.
"Todos estos proyectos, aunque quisiera, no se pueden explicar en tan pocas palabras, pero nunca pienso lo que voy a escribir, no guardo ideas, solo escribo, me siento frente a la computadora (antes era frente a una Olivetti) y lo hago. Un poema y otro, un cuento, una capítulo, así voy escribiendo y requiero muchas horas de soledad, de no dormir, de alejarme del mundo y a veces con el trabajo es imposible, solo queda dormir poco. Nada es estructurado. Ni en novelas, ni en cuentos, ni en poesía. Solo escribo. No creo que la naturaleza funcione de ese modo. La revisión es el oficio verdadero, no la escritura".
–¿Hacia dónde, temática o estilísticamente, le gustaría llevar su poesía? ¿Qué queda por explorar?
–No tengo respuesta concisa para esa pregunta. La insatisfacción me mueve. La lectura me transforma. He encontrado autores que no conocía, como Jorge Enrique Adoum, Anne Sexton que sí la conocía, pero ahora tengo su obra completa, Antón Chéjov y muchísimos otros. Escritores vivos que me retroalimentan cuando los leo en redes sociales o libros. No llevo la poesía a ningún lado, ésta siempre me arrastra. Siempre se está a la espera de que algo suceda y caminamos para encontrarlo en algún momento; no sé de qué manera se explora, pero puedo decirte que la poesía no se imita, no se encuentra en otra parte que no provenga de vos mismo.
"Debés sacar el dolor, exponer lo peor de tu mundo y dejarlo en carne viva sin miedo de que las aves rapaces y poéticas te consuman. Huir de los críticos y de los poetas aritméticos. Huir de la gente. Huir del halago. Besar a la muerte con la lengua en los peores burdeles, en las más sucias tabernas. Leer con entendimiento. Desgarrarse, ensuciarlo todo, destruir con conocimiento y construir con intuición. La influencia es buena, todos tenemos influencias, pero debés quitártela tan pronto como podás, como una piel vieja y odiosa. No hay nada en el arte que no provenga de tu interior, esa humana intuición ante la disconformidad, es siempre la miseria.
"De lo que me queda por explorar, te puedo decir que estamos trabajando traducciones al inglés, francés y árabe de libros -uno de estos inédito- Aunque mantengo constante comunicación en redes sociales, no es lo mismo, un libro es una complejidad mayor. Si no se está seguro es mejor no hacerlo –así lo pienso ahora-. En caso de que se considere una necesidad, pueden hacer publicaciones digitales, pero el libro impreso debería ser imprescindible por el contenido de la obra, por la propuesta; asesinar un árbol para escribir sandeces, no creo sea justo para nadie y menos para el árbol.
Dentro de esta realidad, no basta decir: la poesía es inútil, cuando la inutilidad deviene del "poeta". Desearía saber un norte, no lo creo posible precisamente por la abstracción propia de la poesía y su creación constante, su transformación perpetua. Nada de eso depende directamente de mí, sino de los traductores.
"Hay cierta ironía de escribir en Costa Rica, bien dijiste que llevo unos 20 años de escribir y hasta la fecha, no estoy en antologías en Costa Rica, no formo parte de nada, no soy del canon ni los escritores de "culto" cuya denominación ya encierra en sí misma una aberración que nada tiene que ver con la poesía, pero sí mucho con el mercado y los egos que nos mueven, los tráficos de influencias. Nos sacan conejos de un sombrero viejo como la antipoesía y nos la exhiben como novedosa y les creemos.
"Hace un tiempo me ofrecieron irme a México a escribir y vivir allá, pero desistí, ya uno va haciéndose su vida y no es fácil abdicar, aparte, las redes sociales y otros medios pueden muy bien cumplir esa función de comunicarse. He conocido personas amables que, al leer lo que escribo, conversan conmigo y me tienden una mano, prueba de ello es la inclusión en antologías en Macedonia, Italia, Argentina y Marruecos (recientemente en Electrón Libre) donde tradujeron unos poemas al árabe y la caligrafía me encanta, me conmueve que los poemas lleguen a donde no puedo llegar. Esa es la ruta. La poesía que escribo puede que no sea de mayor utilidad, de mayor uso, pero una vez, con un texto ante el fósforo, alguien me dijo que los poemas se escriben para nadie y fue ahí donde acabó el fuego".
'Cinco preguntas' será una sección dedicada a conocer más sobre la literatura y el pensamiento que se producen en Costa Rica. Sabemos que mucho se escribe, pero, ¿sobre cuáles temas? ¿Qué preocupa a quienes trabajan en literatura, humanidades y ciencias sociales? Cinco preguntas: apenas una muestra del vasto panorama intelectual y artístico del país.