El 24 de enero del año 41, el tercer emperador romano, Calígula, fue apuñalado múltiples veces por miembros de la Guardia Pretoriana. Tenía 28 años y se consideraba que había enloquecido, ebrio del poder casi absoluto que ejercía. En la obra de Albert Camus sobre él (1944), su muerte fue su decisión: una rebelión contra el absurdo de la existencia.
Un nuevo montaje de la obra Calígula , una de las más célebres del Nobel francés, se estrenará este jueves en el Teatro de la Aduana, dirigido por Gabrio Zappelli . Ganadora del XI Concurso Público de Puesta en Escena, esta producción de la Compañía Nacional de Teatro estará en escena hasta el 6 de diciembre.
“Los hombres mueren y no son felices”, se percata Calígula. En esta producción, Arturo Campos da vida a un Calígula colocado firmemente en terreno del teatro del absurdo ; la puesta en escena mezcla épocas, desplaza personajes y fabrica un mundo voluptuoso, excesivo y violento con sus habitantes.
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“He intentado traducir en figuras retóricas visuales lo que él produce en el texto con todo un universo de metáforas, símiles, metonimias, sinécdoques. Hay mucho material allí de un gran escritor, de un gran poeta”, explica Zappelli. El tirano excéntrico domina a sus súbditos con una fiereza enloquecida.
El escenario todo pintado de blanco remite al mármol romano; el brillo del oro y el éxtasis del color rojo tiñen de energía la puesta. Liubov Otto estuvo a cargo de la dirección de actores, en un extenso reparto que incluye a Michelle Jones (Cesonia), Erick Calderón (Helicón), Michael Dionisio Morales (Escipión) y Mariano González (Quereas).
Fin. En el camino de Calígula hacia el suicidio, aniquila a quienes le rodean. Si su poder no sirve para luchar contra la naturaleza, ¿de qué sirve? En la visión de Zapelli, es Calígula, sin embargo, el único que comprende esta dimensión de la vida; el resto imitan a Sísifo, aquel condenado a bregar perpetuamente en el infierno en labor inútil. Uno por uno, los personajes viven por inercia: laboran y se mueven.
“El único que se opone a ello es Calígula”, dice Zappelli. “Calígula tiene todo. Tiene el poder de emperador del más grande imperio de la época. No puede pretender lo que ya tiene; lo que pretende es lo imposible, poder ganarle a la naturaleza”, explica.
Según Camus, Calígula consiente morir porque comprende que nadie puede salvarse solo y que no puede ejercer su libertad en oposición a los demás. Para Zappelli, la rebeldía es análoga a la del artista de vanguardia, quien resiste la restricción a la libertad que le impone el mundo.
“La historia de Calígula lo que pretende es hacernos cuestionar el uso de poder y cómo lo ejercemos. ¿Qué estoy haciendo con ese poder que me toca aplicar sobre estos?”, considera Campos.
Tras perder a Drusila, su hermana y amante, el emperador se percata de la banalidad de su poder ante la inevitabilidad de la muerte. Ni el amor por Escipión ni sus obligaciones con el pueblo lo detienen. Enloquece.
“ Calígula me remite a la violencia que se vive constantemente, pero sobre a la injusticia reflejada en un mundo tan deshumanizado”, dice Manuel Calderón, quien interpreta a uno de los esclavos-boxeadores que entretienen a los poderosos. Zappelli ha dispuesto varios grupos sociales (militares, políticos, esclavos) para ilustrar la tensión del poder.
Quienes rodean a Calígula, parecen querer defender la cosa pública, pero lo que desean es mantener el sistema funcionando porque los beneficia y no porque amen la libertad.
El cuerpo es el primer frente de batalla en esta puesta, como ha sido en versiones previas de la historia del emperador (es célebre la exuberante y erótica cinta Calígula , de Tinto Brass). En el mundo absurdo de Zappelli, la violencia y la corporalidad guían la energía de la narración, lo cual exige de los actores gran esfuerzo. “El 99% del trabajo se concentró en limpieza minuciosa y descubrimientos mínimos que son los que llenan el espacio y la estructura”, explica Otto.
Empero, el director dice que no se trata de una distracción; más bien, pretende subrayar el peso filosófico del texto. “Tengo una visión un poco nihilista de una condición en la que creo que la obra pone en tela de juicio lo cotidiano, lo normal”, explica.
¿Está loco Calígula, al exigir libertad? El emperador anhela poseer la luna y descifrar la vida. En el fondo, también nosotros, emperadores o plebeyos.
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Completan el elenco Luis Carlos Vázquez (intendente), Dennis Quirós (Lépido), William Quesada (Mucio), Agustín Acevedo (Mereya), Mauricio Hernández (Octavio), Ixmucané Hernández (Lollia), Silvia Campos (Estatua de Venus), Edwin Luna (Estatua de Baco), Luis Daniel Cubillo (Estatua de Marte), Sharon García (Estatua de Juno), Ivannia Morales y Sofía Peñaranda (Euterpe y Melpómene, como música) y David Obando (Boxeador 2).
Giovanny Sandí diseñó la iluminación, Manuel Sancho la peluquería y tocados, y Manuel Vindas el maquillaje de las estatuas. Ivonne Durán contribuyó con la coreografía. Sonia Suárez es la productora artística, diseñadora de utilería y asistente de escenografía y vestuario. Vestuario, escenografía y dirección general fueron de Zappelli.
La obra ‘Calígula’ estará en escena del 22 de octubre al 6 de diciembre, de jueves a domingo. Se darán también funciones los días 18 y 25 de noviembre y 2 de diciembre. La entrada general tiene un valor de ¢5.000 y ¢2.500. Tel. 2257-8305. Es para mayores de 12 años.