Esta es una obra sin título, fue realizada mitad bajo pedido y mitad experimento. Como es usual, me piden ilustrar la columna Tinta Fresca de la Revista Dominical , de La Nación , y esta la hice en octubre.
La versión final publicada dista mucho de la expuesta acá, ya que fue intervenida digitalmente con texto y con otro dibujo, en mi búsqueda de reforzar la idea para el artículo.
Quise mostrar el padecimiento social que sufre la mujer y las agresiones que muchos hombres les hacen a su psicología y también a su cuerpo.
La imagen final iba acompañada de letras o etiquetas sobre los ojos, busto y manos de la mujer en que se nombraban integrantes femeninos de la familia del lector. Con esto se pretendía recordar que las agresiones que la columnista reflejaba en su texto le podían pasar a su hija, madre, abuela o hermana, y que no se debe minimizar el problema.
Esta fue la ilustración original antes de trabajarla digitalmente: una mujer contraída sobre sí misma, protegiéndose, pero impotente al verse desacreditada, como lo exponía Adriana Sánchez en su texto.
Siento que la imagen final no reflejó lo que yo deseaba: quería algo más chocante, que incomodara al lector, algo más visceral que mostrara que esto no se debe tomar a la ligera o ni restarle importancia. Mi acercamiento fue, quizá, muy sutil.
Como es usual con mis dibujos, la figura humana domina. Entre las muchas influencias y artistas que me gustan, en particular está el trabajo y línea del pintor e ilustrador Jeffrey Catherine Jones con su estilización de las mujeres; quise probar algo similar, en postura y línea, pero agregar un plus al probar con una técnica poco familiar para mí.
Realicé alrededor de 10 dibujos con lápices mecánicos o barras de grafito, buscando una postura idónea para el mensaje, casi todas fueron mujeres que parecían protegerse de un golpe o agresión fuera de los límites de la hoja, hasta que llegué a la que más me gustó. Fue también uno de los dibujos resueltos con mayor rapidez; el esbozo en papel lo copié suavemente en una cartulina satinada, frotando grafito detrás de la hoja y redibujando por el frente sobre la cartulina.
Con pluma de casquillo hice el trazado general de la figura, La superficie permite que la pluma se deslice más suavemente y que el trazo sea más fluido; después, con pincel grueso, use tinta china negra ligeramente diluida y acuarela roja para colorear a la mujer.
El resultado fue una figura de mujer con una falda arremolinada en su cintura y sus piernas expuestas, al igual que su torso, cubriéndose el pecho con ambos brazos, como si le hubiesen arrancado la blusa en la agresión; además, tenía el rostro enrojecido y la mirada triste.
La superficie satinada ayuda a preservar la mancha del pincel casi instantáneamente y absorbe el pigmento sin tener que esperar mucho, dándole esa apariencia rápida y aguada que me servía para mi propósito. Manchas de apariencia más cuidada o pareja no reflejan la violencia.
Este trabajo, junto con los últimos creados, me despertó un deseo de seguir experimentando con la técnica, pero buscando adecuarla para explotar mejor la figura humana. No descarto retomar esta misma figura o temática en los siguientes meses.