Redacción
En La gaviota, la célebre obra de Anton Chéjov, el teatro se convierte en el microscopio de la condición humana. Todo lo descubre y analiza. Por tal fuerza, estudiantes de la Universidad Nacional estrenarán su adaptación este jueves 22 de octubre.
Gaviotas es un nuevo montaje de estudiantes de cuarto nivel de la Escuela de Arte Escénico de la Universidad Nacional. La obra debutó durante el X Encuentro Internacional de Escuelas Superiores de Teatro, realizado en la ciudad de México del 5 al 10 de octubre, pero este será su estreno costarricense. Los académicos de la UNA y artistas de teatro David Korish y Erika Mata dirigen la adaptación.
En Costa Rica, se presentará del 22 de octubre al 1. ° de noviembre en el Teatro Atahualpa del Cioppo de la Escuela de Arte Escénico (en la UNA, Heredia), de jueves a sábado a las 7 p. m. y domingos a las 5 p. m. La entrada es gratuita.
La obra narra los encuentros y conflictos entre escritores y actores, familiares y amigos, en una aldea rusa. "Trata de las relaciones de la pareja, de una madre con su hijo, de la imposibilidad de mantener relaciones transparentes. De esta manera, la columna vertebral del texto, aquello que se compone de una serie de relaciones donde el amor mutuo resulta imposible por el conflicto constante de intereses propios, se fortalece, y de cierta manera se horizontaliza, ya que todos asimilan la metáfora principal de ser una gaviota sacrificada por el amor no correspondido", explicó Korish en el comunicado de prensa.
El montaje conserva los personajes principales de la obra e incorpora elementos de la danza para narrar esta historia de soledad y decepción. "Todos los personajes de Chéjov son muy complejos porque tienen mucha humanidad", comentó Gabriel Araya Herrera. Araya alterna el personaje de Trigorin con Juan Manuel Blanco e interpreta a Sorin.
Shirley Benavides, Sebastián Portuguez, Caterina Ariza y Karla Barquero completan el reparto de Gaviotas. Son estudiantes de cuarto nivel de la Escuela de Arte Escénico de la UNA.
Portuguez interpreta a Tréplev, el joven dramaturgo frustrado cuya pasión lo lleva a tropezarse con sus propias decisiones. "Una de las cosas que más admiro de él es la pasión. Más que el odio a sí mismo es la pasión que le pone a las cosas; es tanta pasión, que lo lleva a la frustración. Eso lo lleva a estar en búsqueda de cosas y formas de su trabajo creativo, así como en sí mismo", explica el actor.
Gaviotas busca preservar esa sensación de complejidad emocionalque caracteriza las obras de Chéjov, a la vez que experimenta con herramientas expresivas de diversa índole. "Me queda la sensación de que la vida sigue, como personajes, como gente viva, pasamos muchas cosas, la gente aparece y desaparece, pero la vida continúa. Lo que se va develando es cómo uno vive situaciones inesperadas, rumbos no definidos. Aunque uno tenga planes, la vida misma se va encargando de acomodar a la gente donde tiene que estar", añade Araya.