¿Se ha ido de una sala de cine antes de que, al final de una película, aparezcan los créditos? Si es así, entonces se habrá quedado sin ver el nombre de una de las muchas personas que hicieron posible la creación de ese filme: su guionista.
Casi elemental en el proceso de producción de los largometrajes, su figura permite que los diálogos y las imágenes sean tangibles.
Así lo indicaron los escritores brasileños de guiones para películas Bráulio Mantovani y Carolina Kotscho, quienes están en Costa Rica para participar hoy y mañana de conversatorios para la 18° Muestra de Cine y Video Costarricense.
En una entrevista con Viva, ellos contaron la forma en que consideran que un escritor de guiones debe trabajar, y hablaron acerca de la situación de Brasil con respecto al mercado de textos para cine. A continuación, un extracto de esa entrevista.
¿Cómo trabajan con guiones basados en hechos reales?
Bráulio Mantovani: ¡Soy muy vago para hacer investigaciones! En el caso de Ciudad de Dios, está basada en una novela. Su autor, Paulo Lins, vivió y creció ahí. La materia para el guion ya había sido hecha por Paulo; me limité a escribir el guion basado en la novela. Incluso, fui a conocer el sitio solo tras escribir el primer borrador.
“El caso de Tropa de Élite fue un poco distinto, porque no soy el único guionista y entré cuando los demás ya habían hecho varios borradores del guion. Al inicio mi participación era de consultor, pero, al final, lo reescribí solo, con la ayuda del director, José Padilha. En ese caso, aunque sea una película basada en hechos reales, no participé de la investigación; Padilha lo hizo.
“Yo suelo trabajar con material que ya está hecho, y saco mi imaginación e invento muchas cosas”.
Carolina Kotscho: Al contrario de Bráulio, ¡a mí me encanta la investigación! He trabajado en documentales por casi diez años antes de hacer mi primer guion de ficción, una historia real (Los hijos de Francisco). Entonces, para mí, el proceso de investigación, conocer el universo sobre mis personajes, es natural incluso para la ficción.
¿Qué tiene un buen guion?
Carolina: Creo que la información y su consistencia para construir una historia coherente; hacerlo a través de imágenes, y no solo diálogos, es fundamental para un buen guion.
Bráulio: Lo veo un poco distinto; pienso que una historia espléndida y maravillosa puede resultar sin interés, si la historia no está bien contada. Al revés, una historia que no sea nada puede resultar una película interesantísima si la manera en que está contada es buena. Es un poco lo que pasa con los chistes; hay gente que sabe contar chistes y gente que no. ¡Nadie se ríe si la persona que lo cuenta lo hace mal!
“Para un buen guion no hay una fórmula. No es posible estar seguro que resultará o no en una buena película. Hay algunas ideas para evaluar el guion, y tener alguna seguridad de que está listo para el rodaje, pero no hay una certeza total. El trabajo artístico tiene que ver con intentar y errar. Soy muy escéptico; si sé que algo está mal o equivocado, pero creo que puede funcionar, lo intento. El riesgo forma parte de mi trabajo”.
¿Aplican algo para saber si un guion ya está listo?
Carolina: Es diferente en cada proceso; hay algunas veces que estamos felices con el primer tratamiento, otras debemos intentar hasta el último día de montaje para mejorar. ¡Estamos contentos cuando los cambios son para mejorar!
Bráulio: Por ejemplo, me siento más satisfecho con la segunda parte de Tropa de Élite que con la primera, porque en la primera le hicimos muchos cambios al guion en el montaje, porque, en ese caso, el riesgo al que nos enfrentamos no funcionó. Pero en la segunda parte trabajamos a fondo con el rol del protagonista, contamos su verdad.
¿Cómo es el mercado brasileño para los guionistas?
Carolina: Hace unos cuatro años creamos la sociedad de Autores de Cine, donde tenemos autores profesionales asociados. Allí velamos por cumplir los principios de la profesión; cada uno tiene sus valores, pero juntos velamos por que se reconozcan los créditos, los procesos, los contratos. Este fue, en nuestro caso, un proceso muy saludable para la profesionalización, porque las cosas están más claras. Y ya estamos viendo mejoras en la calidad del trabajo de las películas.
“En cuanto a la distribución, tenemos (en Brasil) una política, como una cuota de filmes nacionales que se deben proyectar. Pero lo más importante es que se hagan filmes que el público desea, y no obligarlos a ver películas que no les llaman la atención. También hay una ley que dice que se debe invertir en producciones nacionales. Aunque aún hay problemas con contratos para guionistas, esto ya está cambiando.
Bráulio: En Brasil, se hacen unas 170 películas al año, lo cual es mucho, pero no todas llegan al cine. Sin embargo, tenemos el problema de que para la enorme población que hay, existen apenas unas 2.000 salas de cine. Así, si un filme es visto por 500.000 personas, es un éxito. Se deben hacer más salas de cine en los pueblos lejos de la ciudad.