Unos 25 años de no ir al cine es poca cosa para el vendedor de frutas Orlando Mora, eso si lo comparamos con las cinco décadas, o sea toda su vida, que tardó el puriscaleño en robarse unos milisegundos como un extra de la pantalla grande.
Mora fue uno de lo 50 puriscaleños que asistieron ayer a la premier nacional de la película Por las plumas, de Ernesto Villalobos, a la que acudieron como invitados especiales de la producción.
La mayoría de ellos actuó como extra o colaboró estrechamente con la producción el filme.
A la 5:45 p. m., el grupo partió de Puriscal ilusionado con verse reflejados en un cine al que, por su condición de campesinos y señores de pueblo, muy pocas veces asisten.
“Esto significa mucho. Uno ve películas por la tele y siempre se pregunta cómo harán eso, cómo harán para ser actores. Y luego uno esta ahí, le hacen repetir escenas y todo, fue muy bonito”, dijo Mora entre risas de ilusión.
Mientras unos se imaginaban caminando por un alfombra roja, que nunca existió, y otros cantaban como gallos en honor al tema de la película –la amistad entre un guarda de seguridad y un plumífero de pelea–, unos más callados guardaban en sus adentros sentidas historias relacionadas con el filme.
Uno era Marco Eladio Núñez, el gallero de la zona, que no dudó ni un segundo en acudir a la cita con una camisa curiosamente estampada: dos coloridos y furiosos gallos de pelea adornaban su pecho.
En el primer asiento del bus, acompañado por sus dos hijos, don Marco lucía algo tosco, pero al preguntársele por la cinta soltó una dulce, humilde y tímida sonrisa.
“Nunca me esperé esto. Me siento ilusionado. Le doy gracias a todos por acordarse de nosotros los pobres, los galleros pobres”, exclamo Mora, quien en el filme representa lo que en la vida real es.
“Tengo un gallo como desde los 7 años. En la película pego gritos en la gallera y soy de alguna manera yo mismo”, agregó.
Al otro extremo del bus estaba Geovanny Quesada, algo melancólico y pensativo. Quesada era el administrador del hotel Las Águilas, locación que se utilizó en la cinta y que semanas después del rodaje fue consumida por las llamas de un inmisericorde y asesino incendio.
“En esa película quedará registrado ese lugar, el cual significó mucho para mí. Por eso, vengo a ver la cinta, creo que es importante para la historia del sitio”, dijo.
Entre sonoras vaciladas, lluvia incesante en las calles y el reto de cruzar San José en hora pico, los puriscaleños contaban los minutos para llegar... “a ese, ese ¿cómo se llama?, Tramol, Tramol”, dijo una sencilla y animada señora.
Tramol (Terramall) los esperaba con los brazos abiertos. Neto Villalobos y su equipo los recibieron como amigos muy cercanos. La premier no hubiera empezado sin su importante presencia.
Ya, adueñados de las butacas, los puriscaleños soltaron risas y regalaron sus mejores poses para los flashazos. Anoche, en el inicio del caminar de Por las plumas en los cine ticos, no hubo alfombra roja ni ningún tipo de glamour, pero sí el brillo de lo sencillo, de la ilusión y de la frescura de los ticos.