La historia de un cardenal de bajo perfil que entra en pánico al ser electo como sucesor del papa Juan Pablo II dio vida a la comedia Habemus Papam , del director italiano Nanni Moretti.
El Pontífice, interpretado por Michel Piccoli, se niega a salir al balcón de la plaza de San Pedro, donde lo aguardan miles de fieles.
El propio Moretti encarna la figura de un psicoanalista a quien el Vaticano recurre para ayudar al Papa. Sin embargo, el obispo Melville (Piccoli) huye a Roma. La película termina con su renuncia pública ante la plaza de San Pedro.
La película enfrentó la mayor controversia antes de su estreno. “No debemos tocar al Papa, la roca sobre la cual Jesús fundó su Iglesia”, manifestó el vaticanista Salvatore Izzo, quien aseveró que la cinta ofendía su religión.
Sin embargo, luego la Radio del Vaticano reportó que la película no mostraba ironía ni caricaturizaba la figura papal.
“Hubo reacciones diversas en los ambientes vaticanos, y un periodista escribió una carta en una publicación católica en la que invitaba a boicotear el filme”, dijo Moretti a El Clarín .
Habemus Papam tomó un segundo aire con la renuncia de Benedicto XVI, pues el mismo Moretti consideró que había vaticinado este acontecimiento.
“Aunque no parecía tópica o creíble, me dije a mí mismo que era la historia que quería contar. No la realidad tal como es, sino como podría ser. Y aquí estamos”, comentó el cineasta.