La soledad inmensa. La frustración creciente. Los demonios internos. El paisaje monótono; pero, sobre todo, el aburrimiento. Un hastío tan apabullante que desquició a Jack Torrance, a quien le dio por abrir puertas a punta de hachazos.
Torrance deseaba escapar del bullicio citadino y escribir su novela en la quietud y el aislamiento de un hotel de montaña.
En la soledad de aquel paraje, pensó, encontraría a las musas; en cambio, la locura lo halló a él..., para espanto de su esposa e hijo, Danny (el actor Danny Lloyd), quien, de paso, tiene unos asombrosos poderes extrasensoriales que le permiten situaciones del pasado y el futuro.
Hace 35 años, de la mano del maestro Stanley Kubrick (1928-1999), la película The Shining ( El resplandor ) nos contó la caída en barrena de Jack Torrance, interpretado por Jack Nicholson, a las simas de la insania.
Basado en la novela homónima (1977) de Stephen King, el filme es considerado uno de los clásicos del cine de terror –más exactamente del terror sicológico– aunque fue recibida con frialdad por la crítica y el público: se le tildó de poco convincente y floja.
De hecho, El resplandor obtuvo dos nominaciones a los premios Razzie (así como lo lee), los galardones que premian a lo peor del cine de Hollywood; peor actriz –Shelley Duvall– y peor director. Ninguno ganó.
Las malas críticas en las pruebas obligaron al director a recortar la cinta y dar otro final (presentado años después).
La huella. Como el tiempo todo lo puede, El Resplandor es ahora una cinta de culto, aplaudida por los críticos y considerada una pieza clave de la filmografía de Kubrick, en la que se cuentan títulos como Espartaco, Lolita , 2001: Odisea del espacio, La Naranja Mecánica o Full Metal Jacket.
Obsesivo hasta lo indecible, la filmación duró 14 meses. Como fue su costumbre, exprimió a su elenco, hasta el agotamiento.
Aunque nadie lo sufrió tanto como Duvall, –quien encarnó a Wendy, la esposa del personaje de Nicholson–. Ella catalogó el rodaje como “atroz y terrible”; terminó tan destruida que perdió todo su cabello.
De hecho, cuando Nicholson la persigue por el hotel Ovelook, no interpreta una mujer aterrorizada: está asustada de muerte.
La escena en la que Nicholson parte a hachazos la puerta para buscar a Duvall, es una de las clásicas del cine; pero...
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Kubrick, obsesivamente perfeccionista, la repitió 40 veces, a pesar de que la primera quedó a punto; sin embargo, el director deseaba que la cara de Nicholson expresara locura y cansancio, y por eso lo empujó hacia esos límites con una y otra toma.
“Ese hijo de p..., me sacó la leche”, comentaría, años después, Nicholson, quien, curiosamente, no era del agrado de King, pues consideraba que el actor “rozaba la locura”.
King quería a Robert de Niro (para el autor, era el ideal); sin embargo, este rechazó el papel y aseguró que padeció pesadillas, luego de leer el guión.
El asunto se saldó cuando los productores le dejaron muy claro al autor de la novela que el papel del actor principal no era negociable: Nicholson y punto.
Cuestión de gustos. Obsesivo con la perfección, a Kubrick no le gustó El resplandor: la comparó con un Cadillac de tapicería exquisita, pero sin motor, por lo que no va a ningún lado.
Para el director exigente hasta la locura, esta fue su primera y única cinta del género de terror.
Como le pasó a Anthony Burgess con la adaptación hecha por Kubrick de La naranja mecánica, King tampoco quedó satisfecho con lo que vio en la pantalla.
Sintió que el acercamiento fue muy, muy frío, y que los personajes desfilaban en la trama como hormigas.
La principal objeción de King, sin embargo, fue el diseño que se hizo de Wendy, la esposa de Jack Torrance, para el filme.
“Debe ser el personaje más misógino que se hayan mostrado en una película. Básicamente, Wendy solo grita y es tonta: esa no es la mujer de la que yo escribí”, se lamentó King, hace dos años, cuando anunció la continuación de la novela.