(COOPER - 1)
Fiel a su sangriento, estilizado y justiciero estilo de contar historias, Quentin Tarantino moldea en el cine su versión de Django, el legendario personaje que, en su imaginario, pasa de ser un esclavo a un héroe.
Nominada a cinco premios de la Academia –incluida mejor película–, Django sin cadenas (2013) llega hoy jueves a los cines nacionales. Con un trasfondo histórico, el desalmado spaghetti western lo someterá en las butacas con altas dosis de acción, balaceras descontroladas y un elenco de antología.
“Siempre quise hacer un western . Me encantan todas las películas del Oeste, pero como los spaghetti western siempre fueron mis favoritos, pensé que el día que hiciera uno, este sería en el universo del cineasta italiano Sergio Corbucci y su Django”, comentó Tarantino, en las notas producción de la película.
Protagonizada por Jamie Foxx, Christoph Waltz y Leonardo DiCaprio, el nuevo filme de Tarantino se ubica en época de plena esclavitud, dos años antes de la Guerra Civil estadounidense. En ese contexto se develará el drama de Django, esclavo cuya historia personal lo marca hasta lo más hondo.
Sus antiguos ‘dueños’ no fueron nada buenos con Django. Su trato fue, sencillamente, brutal y él recuerda, con desprecio y rencor, hasta el más mínimo detalle.
Pero la vida le dará su revancha: Django se topará con el cazarrecompensas alemán Dr. King Schultz, personaje por quien Waltz recibió el Globo de Oro a mejor actor secundario y fue nominado también al Óscar.
“Schultz sigue el rastro de los asesinos hermanos Brittle y solo Django lo puede conducir a su objetivo. El poco ortodoxo Schultz compra a Django con la promesa de liberarlo después de capturar a los Brittle, muertos o vivos”, dice la sinopsis oficial de la película.
Cuando ambos por fin matan a los Brittle, Schultz cumple su palabra y libera a Django. Sin embargo, de manera voluntaria, ambos hombres deciden no separarse.
De esta forma, Schultz seguirá en su labor diaria de cazarrecompensas, pero Django irá tras una meta más osada: rescatar a su esposa, Broomhilda (Kerry Washington). Un traficante de esclavos los separó hace tiempo y ha llegado la hora de cambiar la historia.
“El hecho de que Django estuviera casado fue grandioso. Es una historia de amor y eso es lo que lo impulsa. No trata de abolir la esclavitud. No trata de hacer nada, excepto encontrar al amor de su vida, y eso es como intentar hallar una aguja en un pajar”, expresó Foxx.
La intensa búsqueda llevará a Django y Schultz donde el magnate Calvin Candie (DiCaprio), quien es el dueño actual de Broomhilda y un descarnado aficionado a las peleas de esclavos.
Engañando a Candie y a Stephen (Samuel L. Jackson) –su molesto y desconfiado empleado–, Django y Schultz se meterán en serios problemas e irán por ella. En esa contienda, Broomhilda estará cada vez más cerca de Django, pero a un precio de sangre y muerte.
Fina memoria. Con los anteriores ingredientes y un poco de sadismo, en Django sin cadenas Tarantino ilustra con crudeza la época de la esclavitud estadounidense y las crueldades con que se desarrolló ese episodio.
Por ejemplo, en ese tiempo el matrimonio entre negros no era bien visto. Además, los magnates y traficantes recurrían al coito obligado, para garantizar esclavos fuertes y sanos en el futuro.
“A él (Tarantino) no le asusta la violencia, la oscuridad, ni la parte sombría del alma. Creo que necesitas a alguien como él para narrar una historia que sucede en esta época. Se necesita integrar la historia de amor en el espacio de toda esta maldad y oscuridad y avaricia”, dijo Washington.
Acogida. Desde su estreno en los EE. UU, el 25 de diciembre del 2012, Django sin cadenas ha recaudado $139 millones en ese país. Esa cifra lo convierte en el tercer western más taquillero de la historia estadounidense, escalafón que lidera Danza con lobos (1990), con $184 millones.
Además de su éxito económico, la crítica internacional ha alabado el nuevo filme de Tarantino, ganándose un promedio de 8,1 en el sitio especializado metacritic.com .
“Un relámpago de puro cine, deslumbrante, sinverguenza y emocionantemente vivo... ¿Es Django sin cadenas excesiva? Totalmente. De otra manera, no sería Tarantino”, expresó Peter Travers , de la revista Rolling Stone .