Crítica de cine 'Los siete magníficos': Samuráis del Oeste

Hoy, en esta sociedad cada vez menos solidaria y más individualista, resulta anacrónico y de una rareza absoluta que haya personas capaces de dar la vida en favor de los más necesitados. Con los vientos que corren, para la sociedad actual casi es una estupidez que alguien piense como José Martí cuando dijo: "Con los pobres del mundo quiero yo mi suerte echar".

Mas he aquí que nos llega una película que bebe de otras anteriores para recordarnos la parábola del buen samaritano. ¿Su trama? Un pueblo sufre la tiranía de un tipo poderoso y cruel, quien –con su enorme ejército– roba tierras a la gente de bien y mata por ello; entonces, otros hombres (siete en total) se agrupan como arácnidos para urdir la telaraña en que ha de caer ese sujeto déspota y avaricioso.

Lo sabemos, la película se titula Los siete magníficos (2016), dirigida con vigor por Antoine Fuqua, refrito de un clásico del cine de vaqueros como lo es la película Siete hombres y un destino (1960), de John Sturges. A su vez, esta otra película recrea un filme del gran Akira Kurosawa titulado Los siete samuráis (1954).

Dos procesos se enmarcan en la trama del refrito dirigido por Fuqua. Primero, la lucha de siete sujetos que, sin razón aparente que no sea el dinero, se unen para combatir la injusticia y arbitrariedad en condiciones desiguales. Segundo, el propio proceso de esos siete vaqueros capaces de llegar a la esencia de la bondad humana.

En términos conceptuales, el filme no se distingue tanto de sus antecesores. Con su aspecto formal, Antoine Fuqua ha sabido narrar un argumento violento y hacerlo más bien de manera contenida, sin disimular influencias de otros directores.

De John Ford, tenemos el dominio del espacio abierto con valor significativo: no está ahí en vano. De Sergio Leone, la búsqueda de razones en los rostros de los personajes o en detalles que los categorizan. De John Huston, la reflexión amarga sobre el Oeste. Por último, de Sam Peckinpah, la ruptura del mito del Oeste como algo épico.

Con todo, a Antoine Fuqua y a Los siete magníficos les ha ido poco bien con la crítica. Detractores les sobran. Sin embargo, con estas líneas se pretende valorar el esfuerzo del director por hacer un filme de vaqueros sin concesiones, según el estilo de este decaído género (al menos en el ámbito comercial).

El buen trabajo de Fuqua implica una excelente dirección actoral, sorprendente por el equilibrio logrado con el elenco. El magnífico manejo de la banda sonora es otro mérito con la magnífica música del desaparecido James Horner, más la enunciativa fotografía de Mauro Fiore.

La historia bien narrada sobre los siete "outsiders" logra transmitir la esencia del relato con dos partes bien diferenciadas y, a la vez, bien unidas: la presentación de personajes individualmente y el quehacer de ellos en grupo con sus contradicciones.

El hecho de presentar a una mujer valiente que sale a buscar ayuda para una comunidad cobarde como la suya y, por otro lado, el hecho de mostrar al villano como modelo del actual capitalismo salvaje, no son hechos casuales: es cuestión de saber interpretar.

Por último, el cierre con el tema de Elmer Bernstein compuesto para Siete hombres y un destino es merecido homenaje a esa película y es el único momento en que esto sucede. Que conste mi recomendación.

LOS SIETE MAGNÍFICOS

Título original: The Magnificent Seven

Estados Unidos, 2016

Género: Vaquero

Dirección: Antoine Fuqua

Elenco: Denzel Washington, Ethan Hawke, Chris Pratt, Vincent D'Onofrio, Byung-hun Lee, Peter Sarsgaard, Haley Bennett

Duración: 130 minutos

Calificación: Cuatro estrellas de cinco posibles