Como si fuese una más de las plagas modernas, Hollywood nos anuncia la rehabilitación contemporánea del universo de monstruos que, con distintas suertes y calidades, ha recorrido la pantalla grande por muchos años.
Más que anuncio, ello pareció amenaza y ya se ha concretado: aquí está el primer filme con dichas intenciones, convertido en auténtico desastre de la mano del director Alex Kurtzman, a quien peor no le podían salir las cosas. Se trata de La momia (versión 2017).
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Claro, dicho realizador no puede hacer milagros si en sus manos tenía y tuvo un guion tan ridículo como torpe, escrito por esta tropa: David Koepp, Christopher McQuarrie, Dylan Kussman, Jon Spaihts, Jenny Lumet y el propio Alex Kurtzman, o sea, entre más cocineros más rala queda la sopa.
¿Qué hacen allí dos guionistas respetables como lo son David Koepp y Christopher McQuarrie? Suponemos que es asunto de dólares en una cuenta bancaria, nada más.
La historia narrada no es más que una suma de ocurrencias, mal pegadas entre sí, que ni suman ni restan a lo que ya hemos visto tantas veces en cine con dicho relato o con dicho personaje. Solo sirve para dar paso a la nostalgia y añorar aquellas momias con sus historias entre el terror y el amor (incluso, amor necrófilo).
Ojalá haya quienes busquen y se acerquen a la versión del alemán Karl Freund, de 1932, para la Universal, con el extraordinario Boris Karloff como el icónico Imhoteb, para que disfruten el desarrollo dramático a partir de dos excavaciones distintas en Egipto.
Otra versión recomendable es la inglesa de Terence Fisher, de 1959, con dos grandes histriones como lo son Peter Cushing y Christopher Lee.
A propósito del gran actor Boris Karloff, qué gran pesar da ahora ver esa actuación tan mala, cutre, pobre, barata, de mala calidad, de mal gusto y descuidada de Tom Cruise en esta versión “momiada” a punta de innecesarios efectos visuales.
Igual, se queda uno sin saber qué hace un actor como Russell Crowe en un papel secundario, quien encarna a ese sujeto bipolar que es el doctor Jekyll y el señor Hyde, personaje metido a la brava en el argumento, al menos por esta ocasión, y quien a la larga tendrá pronto su propia película.
Este reinicio “momiesco” de hoy muestra a una princesa milenaria llamada Ahmanet, quien es despertada de su cripta en el desierto. Ahmanet (actuación irregular de Sofia Boutella) fue engañada en tiempos faraónicos y, ahora, reaparece llena de maldad. Nick Morton (Cruise) la enfrentará entre monstruos, dioses y el amor por una mujer: la egiptóloga Jenny Halsey (sosa actuación de Annabelle Wallis).
La Momia de hogaño es filme sin brío alguno, con fastuosidad más bien absurda y aburrida, de diálogos insustanciales (puro relleno), sin sensibilidad conceptual ni formal. Nos hace pensar que, para su director Alex Kurtzman, es mejor un regreso a lo que ha sido en cine: productor.
Calíficación: UNA estrella de CINCO posibles