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Cuarenta años después de que el cineasta Brian De Palma convirtiera a Carrie en un personaje de culto, la aterradora chica regresa a los cines del mundo en una nueva versión de la obra maestra de Stephen King.
Atizando el horror y el morbo por su regreso a la pantalla grande, Carrie y su instinto homicida reaparecen en un momento delicado, pues la cinta hurga en los males de una sociedad estadounidense aún traumatizada por las masacres de Columbine y Newtown.
Carrie (2013), que llegará el jueves a los cines nacionales, fue confiada por MGM y Sony a la cineasta estadounidense Kimberly Peirce , directora del filme Los muchachos no lloran (1999).
La historia, publicada en 1974 en un icónico libro de King, se hizo famosa en 1976 por la recordada adaptación en la pantalla grande que hizo De Palma. Con la inquietante Sissy Spacek como protagonista, en aquella época el filme impactó, dejó grandes réditos en taquilla y encantó a la crítica .
Ahora, la joven Chloe Grace Moretz asume, a sus 16 años, el papel de la adolescente torturada, quien usa la telequinesis para vengarse de sus crueles compañeros de clase y de su madre (Julianne Moore).
“Al principio, me intimidaba la historia”, admitió Peirce en una rueda de prensa en Beverly Hills.
“Lo primero que hice fue llamar a Brian De Palma, que es amigo mío. Él me dijo: ‘Creo que deberías hacerlo’”, agregó la cineasta.
La directora se sumergió de nuevo en el libro y una vez más fue “cautivada por la narrativa de Stephen King y la profundidad de los personajes”.
“Pensé que podría modernizar la historia y darle un tono contemporáneo”, agregó la cineasta.
En especial, destacó el bullying de los compañeros de clase de Carrie , que se convierte en un acoso por Internet en la nueva cinta.
En el filme, la tímida y excluida estudiante es ridiculizada por sus compañeros cuando tiene su primera menstruación. Ella simplemente no sabe lo que está pasando y sufre amargamente el momento.
Todo lo anterior se suma a la fuerte humillación que Carrie vivirá en su baile de graduación, cuando queda bañada en sangre, una escena que, gracias a De Palma, ha quedado en la retina de los amantes del cine de terror.
“Como actriz, tuve que vivir en mi personaje y no pensar en la actuación de Sissy Spacek o que era una escena clásica. Carrie es Carrie. Ella no sabe que la van a bañar en sangre. La acaban de nombrar reina del baile y cree que su vida va a cambiar para bien” , dijo Moretz.
Sin duda, con la ayuda de efectos digitales, el sangriento caos que Carrie desata es mucho más grande que el de la película de De Palma y supera con creces la segunda parte, estrenada 1999, así como la película para televisión del 2002.
Poderes. La directora también quiso mostrar cómo Carrie descubre y adopta sus poderes telequinésicos.
“Es una niña rechazada. Y ella descubre que tiene un talento, como muchos de nosotros, ya sea en la escritura, la dirección o la fotografía. Un talento que hace creer que la vida puede ser bella”, comentó.
Carrie utiliza ese talento con mortales consecuencias durante la fiesta de graduación de secundaria. Por esa razón, en un EE.UU. traumatizado por la masacre escolar de Columbine y Newtown, Peirce quería ser prudente.
“Quería asegurarme de que ella no tuviera el control total (de sus poderes), ya que si hubiera estado realmente segura con ellos, hubiera sido más responsable de lo que hacía en la fiesta”, dijo la cineasta.
“Creo que, en un mundo después de Columbine, era esencial que fuera algo que todavía no domina por completo”, dijo la cineasta.
Moore, quien interpreta con su habitual precisión a una madre fundamentalista y adepta a la automutilación, estimó que el libro y la película también muestran los estragos del “aislamiento social”.
“No quiero minimizar lo sucedido en Newtown (donde un hombre armado mató a 26 personas, entre ellas 20 niños, en diciembre de 2012), pero (el asesino) era un muchacho muy aislado, enfermo mental obviamente, que pasaba mucho tiempo solo. Es realmente un gran peligro dejar que la gente se abandone”, opinó la actriz.
Una madre. Moore construyó a su personaje como una madre deliberadamente marginada y “bastante extremo” en cuanto a la violencia psicológica.
“La automutilación es algo que yo propuse”, confesó Moore.
“Pensé que era interesante. Porque cuál es el mayor temor de un niño: perder a sus padres. Y si los padres se infligen sufrimiento y (les dicen a sus hijos) que es su culpa, se les impone un dolor increíble”, especificó la actriz.
Peirce prestó especial atención a la relación madre-hija que, según ella, es “el corazón y el alma de toda la historia” y, a pesar de todo, no desprovista de amor.
“No tienen a nadie más. Son ellas dos, solas, desde el principio. Carrie tiene rabia e ira, pero, al mismo tiempo, recibe mucho amor de su madre”, dijo Moretz .
“Esto es lo más aterrador de esta historia: su madre la ama demasiado y la idea de que haya demasiado amor en una relación, me parece algo más espantoso que un abandono. Eso se vuelve una obsesión”, aseveró.
Según la producción de la nueva Carrie , tanto Peirce como el guionista del largometraje, Roberto Aguirre-Sacasa, se enfocaron más en la novela que en la película original e, incluso, se atrevieron a incorporar elementos adicionales del libro de King.