En los primeros años de la televisión, el dispositivo llegó a ganarse un espacio en la salas de los hogares. Conforme bajaron los precios y aumentó el acceso, pasaron de las salas a los dormitorios. Ahora, son muchas las casas donde cada quien tiene uno en su cuarto.
La llegada de pantallas de alta definición y la inundación de celulares inteligentes está produciendo un nuevo cambio: en la sala está el mejor televisor de la casa –el que permite ver todo en una mejor calidad–, pero cada vez son menos los que ponen total atención a lo que ven en ella y no se distraen enviando o recibiendo mensajes en su smartphone .
Esto ha llevado a investigadores de Ofcom, la autoridad reguladora del Reino Unido, a proponer que este nuevo tipo de consumo de contenido está “reinventando la sala de estar”.
Mientras en 2002 el 88% de los británicos consultados dijo sentarse a ver TV en el televisor de la sala al menos una vez al mes, ese porcentaje subió a 91% este año.
Sin embargo, añaden, la diferencia es que ahora otros gadgets , como los celulares, compiten por la atención de quien está frente al TV. En el 2011, un 27% dijo que hacía cosas como actualizar sus redes sociales mientras veía televisión, pero este año fue el 51%.
James Thickett, director de Investigaciones de Ofcom, dijo en un comunicado que existe un aumento en las familias que pasan frente al televisor, “justo con los años 50” (los 70 para Costa Rica). La diferencia, añadió, es que también están haciendo otras cosas. “Tuitean sobre un programa, navegan por Internet o hasta ven contenido diferente en una tableta”, dice.
“Hace pocos años, hablaríamos del programa de anoche en el trabajo o el colegio. Ahora, estamos teniendo esas conversaciones en directo, mientras vemos el televisor, usando redes sociales y mensajería instantánea”, añadió.
Peter Stanford, periodista y productor, cuestionó las conclusiones a las que llegó Thickett en un artículo de opinión publicado en el diario inglés The Guardian .
“Hay algo profundamente cínico en la manera en cómo esta investigación trata de disfrazar la fragmentación de la vida familiar por la tecnología, y trata de mostrar que ha pasado lo opuesto”, comentó.
“Todo lo que nos dice es que las familias se están sentando en un mismo lugar, haciendo todo tipo de cosas distintas con sus teléfonos mientras la televisión está encendida. Esto puede ser marginalmente mejor que el que cada miembro esté en su dormitorio haciendo eso mismo, pero difícilmente refleja una gran unión familiar”, criticó.