Nueva York
La gente sabe que no debe enviar o leer mensajes de texto y conducir. En su gran mayoría, dicen a los encuestadores que hacerlo es inaceptable y peligroso, y sin embargo de cualquier manera lo hacen. No pueden resistirse. Así que los activistas de la seguridad y funcionarios públicos han demandado una solución tecnológica que no dependa del libre albedrio y evite que las personas envíen o lean mensajes de texto en primer lugar. Ahí es donde entra Scott Tibbitts.
Como ingeniero químico que fundó una compañía que produce motores y estaciones de conexión para la NASA, Tibbitts, de 57 años de edad, pasó los últimos cinco años creando una forma novedosa de bloquear los mensajes de texto entrantes y salientes y evitar que las llamadas telefónicas lleguen a un conductor.
No era algún inventor loco o un oportunista incansable que actuara por su cuenta. Para impulsar su solución de ingeniería, se asoció con dos pesos pesados: American Family Insurance, que aceptó invertir en la tecnología, e, igual de importante, Sprint. Ésta aceptó que la compañía de Tibbitts, Katasi, usara su red celular para frenar los mensajes de texto.
Fue una especie de santo grial, dijeron con entusiasmo los activistas de la seguridad, la primera vez que lo permitía una operadora a telefónica estadounidense. El producto estaba siendo completado en febrero para un lanzamiento en verano; “un hecho enorme”, como lo describió David Teater, director de iniciativas de transporte en el Consejo Nacional de Seguridad, que trabaja para poner fin a los distractores mientras se conduce.
Sprint lo elogió como un paso importante. Y luego las cosas empezaron a ir mal. La historia empieza con una tragedia.
Freno de mano
El 8 de mayo de 2008, Tibbitts, quien vive y trabaja en Boulder, Colorado, condujo hacia Denver para una reunión de negocios. Cuando llegó, descubrió que el ejecutivo con quien se suponía se reuniría había muerto esa misma mañana en un accidente automovilístico causado por un adolescente, quien, según le dijeron a Tibbitts, estaba enviando un mensaje de texto.
La muerte del ejecutivo llevó a Tibbitts a adoptar los distractores durante la conducción como su siguiente desafío empresarial. Añadió un incentivo que tenía dos hijos que estaban a punto de alcanzar la edad en que podrían conducir.
De inmediato identificó un obstáculo de ingeniería: Para apagar el teléfono de un conductor, se tiene que saber que la persona está conduciendo. “¿Cómo sabemos que la persona está conduciendo y no montando a caballo o es un pasajero en un autobús?”, dijo. “¿Cómo diablos hacemos eso?”.
En enero, en un estacionamiento en Boulder, Tibbitts se sentó en el asiento trasero de un Mazda Protégé 2002 para demostrar su solución. El auto pertenecía a su hijo, Ryan, de 20 años, quien estaba sentado en el asiento del conductor. Ryan se estiró para sacar una pequeña caja cuadrada que había sido conectada a un puerto debajo de la columna de dirección.
El puerto, llamado OBD 2, es parte del equipo estándar en los autos construidos desde 1996, y la caja negra conectada es parte de una industria en auge llamada “telemática”; llamada así porque combina telecomunicaciones y movilidad. Erns & Young predice que para 2015, un 88 por ciento de los autos nuevos tendrá telemática y por tanto se convertirán en los llamados autos conectados.
Autos conectados
Hay muchas razones para conectar un auto a Internet. Los autos que pueden enviar y recibir información permiten diagnósticos remotos por parte de técnicos o servicios de navegación mejores. Muchas de esas aplicaciones no se han desarrollado aún, pero las compañías de seguros ahora están usando la telemática para medir el comportamiento del conductor – ¿conduce velozmente o da frenazos? – y aplicar esa información al establecer las primas de seguro.
La telemática también ayuda a Tibbitts a apagar el teléfono. La caja de telemática envía un mensaje inalámbrico de que el auto está en movimiento. El teléfono envía su propio mensaje sobre su ubicación. Ambos conjuntos de información – del auto y del teléfono – son enviados a los servidores de Katasi. Luego, un algoritmo sopesa los datos entrantes con otra información, como la ubicación de los teléfonos pertenecientes a todas las personas que conducen el auto y el punto de inicio del viaje; si el viaje empieza en la escuela preparatoria de Junior, y los teléfonos de mamá y papá están en el trabajo, el conductos ha sido identificado: Junior está conduciendo.
Entonces, ¿qué pasa cuando marido y mujer comparten un auto y los servidores de Katasi dicen que ambos están en el auto al mismo tiempo con sus teléfonos? ¿Cuál es el de quien está conduciendo? En ese momento, Katasi generalmente no bloquea los mensajes suponiendo que el pasajero evitará que el conductor atienda a los mensajes de texto. El sistema es capaz de bloquear llamadas, correo electrónico y otros datos, pero inicialmente el plan era bloquear mensajes de texto.
En 2010, American Family Insurance se enteró de su proyecto y se sintió intrigada. La compañía de seguros eventualmente invirtió un millón de dólares en Katasi,. Curt Davies, jefe del equipo de autos conectados de American Family, se mostró entusiasmado: “No se necesita descargar una aplicación. Uno empieza a conducir” y la tecnología “impide que un mensaje de texto o una llamada lleguen al teléfono”.
Tibbitts necesitaba un ingrediente más vital: un socio de telecomunicaciones. Activistas de seguridad pública habían soñado con una llamada solución de red al problema de los distractores. La idea era que una operadora telefónica pudiera apagar el teléfono de un conductor automáticamente, al nivel de la red, sin dar al conductor la opción inicial de participar o no. El sistema de Katasi permite al conductor optar por no utilizarlo pero solo si el conductor toma la iniciativa; la opción estándar es bloquear los mensajes de texto.
Más ventajas
Otra gran ventaja de ese sistema es que sería más fácil que la red enviara automáticamente mensajes salientes como: “Junior no puede ver tu mensaje ahora porque está conduciendo”.En el otoño de 2012, Tibbitts se reunió con Sprint y obtuvo acceso limitado a la red de la compañía para probar su software. Para marzo de 2013, se presentó en las oficinas centrales de Sprint en Overland Park, Kansas, y, desde el estacionamiento, llamó a un gerente de producto de Sprint llamado Mark Chan, quien trabaja en soluciones a distractores durante la conducción y había cooperado con Katasi. “Tengo algo que mostrarte”, le dijo a Chan, quien salió y vio de primera mano cómo su teléfono podía ser apagado por el sistema de Katasi. “A los 30 segundos, todos los textos en mi teléfono se detuvieron”, dijo Chan. “Dije: 'Esto es asombroso’”.
Conforme la tecnología de Katasi se desarrollaba, la pregunta de quién compraría el servicio adquirió un mayor peso. Para determinar cuánto invertir, Sprint tenía que saber cuánto le generaría el servicio. En particular, dijeron ejecutivos de Sprint, necesitaban entender la escala de un riesgo importante: la responsabilidad legal.
En resumen, funcionarios de la compañía dijeron que se preguntaban lo que sucedería si la tecnología dejaba pasar un mensaje de texto, y alguien que leyera el mensaje se involucraba en un choque. Eso sería una responsabilidad financiera para la compañía, y una tragedia. “Si ese mensaje se cuela, y alguien está con la idea de 'compré esto y estaré seguro’, ¿qué significa eso para nuestra marca y nuestra empresa?”, dijo Wayne Ward, vicepresidente para desarrollo de negocios y de producto en Sprint.
Los desafíos “siguieron surgiendo”, dijo Ward. Por ejemplo, ¿Sprint estaba obligado a verificar todos los enlaces en su red para asegurarse de que podía contar con que se bloqueara la información?
El proyecto, dijeron, está estancado, quizá indefinidamente. Ward dijo que apreciaba lo que Tibbitts había hecho, tras invertir unos 450.000 dólares de su propio dinero en la empresa, junto con unos 2,5 millones de dólares de inversionistas. Pero Ward dijo que él tenía que pensar en el panorama completo. “Estoy protegiendo a la marca de una compañía de 35.000 millones de dólares”, dijo. Por ahora, Tibbitts y American Family Insurance han volcado su energía en varias otras operadoras telefónicas. Tibbitts dice que el potencial para una asociación da renovada vida a la tecnología. El tiempo lo dirá.