Fueron 18.000 millones los mensajes enviados, el 31 de diciembre pasado, desde WhatsApp en todo el mundo. Esa marca la confirmó el sistema WhatsApp, al evocar su día más movido hasta la fecha, uno lleno de amor y dedos adoloridos.
Fue ese mismo diciembre, pero el día 25, cuando apareció el primer caso de whatsappitis , una dolencia física ocasionada por el uso excesivo de la aplicación, para enviar de mensajes desde un teléfono.
Le ocurrió a una doctora española, quien amaneció con dolor repentino en las muñecas porque pasó seis horas seguidas sumergida en el WhatsApp, como lo precisó la revista de medicina The Lancet .
En la era del smartphone , el amor, la amistad y las buenas relaciones duelen tanto como no ser amado, sobre todo en el cierre del año y por puro descuido, apuntan expertos en el tema de lesión por esfuerzo repetido.
En Costa Rica, el problema del uso excesivo de dispositivos móviles es más frecuente de lo que se cree, comentó Eduardo Avilés Montoya, jefe del Servicio de Reumatología del Hospital San Juan de Dios.
El problema del WhatsApp y otros, expresó Avilés, es que se utilizan sobre pantallas de apenas unas pulgadas de tamaño, un área pequeña donde la persona emplea un abecedario aún más pequeño, que impone mayor esfuerzo físico al escribir.
Esta situación demanda más capacidad de la motora fina, pues la distancia entre las letras es milimétrica. Son esos movimientos cortos y rápidos los que causan el desgaste de tendones y músculos, por exigirlos tanto.
El daño asociado al envío de mensajes recae en los tendones, en la palma de la mano y el antebrazo, los responsables del tamborileo de los pulgares sobre la pantalla luminosa. Cuanto más extensa sea la sesión de escritura y rápida la velocidad al escribir, mayor riesgo de lesión habrá, precisó el médico.
“Definitivamente está probado por varios estudios que las articulaciones del primer dedo sufren desgaste de cartílago”, agregó Julio Montero, jefe de Ortopedia del Hospital México.
Montero dijo que muchas personas no perciben molestias, ni siquiera en sesiones largas de uso del teléfono como las habituales durante fin de año. Pero en próximas Navidades “podrían aparecer lesiones”.
Cervicales lastimadas. Aparte de daño en las manos, las sesiones maratónicas en el teléfono pueden lesionar cuello y columna, advirtió Kenneth K. Hansraj, cirujano jefe de columna vertebral del New York Spine Surgery & Rehabilitation , en un análisis publicado el mes anterior .
Hansraj recuerda en su artículo que la cabeza de un adulto suele pesar de cuatro y cinco kilos y medio. Sin embargo, cuando se inclina entre 15 y 60 grados para ver un teléfono, la presión en las vértebras cervicales la aumenta entre 12 y 27 kilos.
“Las personas pasan de dos a cuatro horas al día con su cabeza inclinada, leyendo y enviando mensajes en sus teléfonos o dispositivos. Esto supone de 700 a 1.400 horas al año de tensión excesiva sobre la columna cervical”, menciona Hansraj.
En el caso de adolescentes pueden ser hasta 5.000 horas anuales acumuladas de mala postura, agrega el cirujano.
Como es improbable renunciar al smartphone en el fin de año, los consultados y literatura especializada proponen como principal medida de prevención acercar el aparato a la cara, cuando se envíen o lean textos.
Es también importante hacer pausas frecuentes entre sesiones de mensajería, que tampoco deberían sobrepasar unos cuantos minutos seguidos.
Si el aparato lo deja, dicte los mensajes y ahorre a sus dedos y manos la escritura. Después de todo, los querrá en buen estado cuando dé abrazos y apretones de manos el 31 de diciembre.