Envíe un mensaje instantáneo. Responda. Juegue en línea. Navegue. Envíe otro mensaje. Seleccione el filtro para una foto. Siga jugando. Revise Facebook. Haga scroll hacia arriba. Haga scroll hacia abajo. Responda otro mensaje. Suba la foto. Revise Twitter.
Los minutos pasan y pasan y no nos despegamos de nuestros teléfonos.
Tal vez ni hacemos consciencia de cuánto rato pasamos deslizando nuestros pulgares por la pantalla táctil y, cuando nos damos cuenta, el mensaje que nos llega es el de un pequeño dolor muscular.
Otras veces, el malestar se manifiesta más bien en la espalda alta, o tal vez en el cuello. La alarma ha sonado. Aquella señal es una alerta que nos llama la atención y nos recuerda que, quizá, no le hemos dado un merecido descanso a nuestro cuerpo, que reclama una pausa.
La aplicación Locket, para Android, determinó que los usuarios de teléfonos móviles, en promedio, recurren a sus celulares 110 veces al día, aproximadamente cada seis minutos.
A raíz de estos datos, el doctor Matt Herba, de Florida, acuñó el término iSlouch para referirse a la posición encorvada que adoptamos inconscientemente cada vez que le ponemos los ojos a nuestro celular para utilizarlo en una de sus múltiples funciones.
Según el Surgical Tecnology International, hay una presión equivalente a 27 kilos de peso con el encorvamiento prolongado de las primeras vértebras cervicales.
Para la fisioterapeuta Mónica Arguedas, el principal problema físico generado por el movimiento que implica el uso de los teléfonos recae en la columna cervical, dedos, manos y muñecas, y se debe a uso repetitivo, constante y prolongado.
Si bien lo más común es que la molestia empiece con un simple dolor, lo cierto es que también puede generar desde contracturas musculares hasta enfermedades de discos, como hernias. En caso de agravarse, puede evolucionar en enfermedades degenerativas de columna, e incluso generar daños irreversibles.
“Hay estiramientos que ayudan a prevenir el dolor en esas partes, pero además se recomienda una práctica sana en el uso del teléfono. Lo más apropiado es levantar el celular a la altura del campo visual, o buscar una posición cómoda donde no se tenga que forzar el cuello”, explica Arguedas.
Dedos inquietos
Las manos con las que utilizamos los teléfonos móviles constantemente también pueden salir perjudicadas si no hacemos caso a las precauciones y correcciones necesarias a tomar en cuenta permanentemente.
Mónica Arguedas asegura que, entre el quinteto de dedos, el más afectado es el primer dedo, o pulgar, debido a que es el que más usamos para escribir, y es el que, de por sí, tiene más capacidad de movimiento.
El movimiento excesivo podría acarrear tres problemas principales: tendinitis (inflamación del tendón), tenosinovitis (inflamación articular) y un desgaste en la parte ósea en la base del pulgar, que puede causar dolor e impotencia funcional.
Para relejar los dedos, la especialista recomienda hacer movimientos que distendan los músculos de la mano, usando una “bolita anti estrés”, pero también descansar las manos separando los periodos de uso del teléfono.
La vista
Otra consecuencia del abuso del uso del teléfono se siente en los ojos, que pueden cansarse por largas exposiciones a la pantalla. Debemos sumar también el uso de tabletas, computadoras y televisores.
El estrés o fatiga visual se genera como respuesta al esfuerzo muscular excesivo (o al trabajo ocular) producto de largos tiempos frente a dispositivos electrónicos que obligan a una concentración prolongada en un solo objeto y provoca el resecamiento de los ojos.
Según un estudio de la Universidad Complutense de Madrid, la afección a la salud visual a razón del exceso de exposición a aparatos tecnológicos puede causar miopía temporal, ojo seco y visión borrosa.
Insomnio
Usar los aparatos electrónicos, entre ellos el celular, puede también afectar la conciliación del sueño por la luz que emiten, que reduce la cantidad de la hormona melatonina (que favorece la relajación y regula el sueño).
De acuerdo con el Instituto Politécnico Rensselaer de Nueva York, la exposición en dos horas previas al acostarse para dormir, reduce la producción de esta hormona en un 22%.
En general, entre más atención se le dedique a cómo se usa el teléfono móvil, es más fácil impedir que nos llegue el mensaje de perjuicios físicos.