Barack Obama, el hombre que llegó a la Presidencia de Estados Unidos apoyado en las redes sociales, respaldó ayer en forma contundente que Internet siga “abierta, accesible y gratuita”.
En un comunicado y un video, Obama enfatizó su apoyo a una política de “neutralidad de la red” al solicitarle a la Comisión Federal de las Comunicaciones (FCC) declarar Internet como un servicio público.
Si el regulador de las telecomunicaciones de EE. UU. accede, se abrirá la puerta a una regulación más robusta y neutra para que los accesos de alta velocidad a esta plataforma se regulen como un servicio público igual al que proveen las compañías de electricidad y telefonía.
La propuesta del mandatario, que incluye sus solicitudes específicas, llega en un momento en que ese órgano se plantea permitir que proveedores de Internet de banda ancha cobren por un acceso a la red prioritario y de más velocidad.
Esto supondría que empresas de contenidos, como Netflix, desembolsen sumas adicionales a las operadoras de cable por una conexión más ágil de sus contenidos para sus clientes.
Los detractores del plan de la FCC creen que esto formaría una Internet de dos velocidades (una lenta y otra rápida) que discriminará por dinero. Tal escenario liquidaría el llamado principio de neutralidad de la red.
Este postula que una red libre y abierta es aquella sin trabas y en la que no se restrinjan ni contenidos, ni sitios electrónicos, ni plataformas, y donde el tráfico de datos tampoco se degrada por culpa de otro tráfico de datos. Todo intercambio recibe el mismo trato igualitario.
“El éxito de Internet hasta el día de hoy ha sido la cooperación entre todas las partes y el ofrecer las mismas oportunidades de acceso y transporte a todos los usuarios”, señaló ayer Rosalía Morales, directora ejecutiva de NIC Costa Rica, entidad para el registro de dominios “.cr”, que es parte de la Academia Nacional de Ciencias.
Morales recordó que un modelo de Internet libre y abierto, sin distinciones entre proveedor o usuario de la Internet, mantiene este concepto de cooperación y neutralidad que atiza la aparición de nuevas empresas y servicios en esta plataforma de innovación mundial.
La discordia. La polémica se desató en mayo, cuando la FCC aprobó una propuesta para que, a cambio del pago de una tarifa, se ofrezcan en EE. UU. líneas de acceso a Internet de banda ancha más rápidas para algunos sitios.
Un total de 150 empresas del sector tecnológico, como Amazon, eBay, Google y Facebook, se opusieron a la idea y denunciaron en una carta conjunta “una grave amenaza a Internet“.
“No podemos permitir a proveedores de acceso a Internet que limiten el mejor acceso a la red o que elijan a los ganadores y perdedores en el mercado en línea para servicios e ideas”, advirtió ayer Obama en su texto.
La Asociación Inalámbrica (CTIA), grupo de presión que reúne a proveedores de banda ancha, de inmediato se opuso a Obama.
“La imposición de reglamentación anticuada en el vibrante ecosistema inalámbrico móvil sería una reacción exagerada que ignora los puntos de vista de ambos partidos miembros del Congreso; la FCC impondría regulación inadecuada a una industria dinámica y pondría en peligro la capacidad del proveedor de telefonía móvil para invertir e innovar, todo ello en detrimento de los consumidores”, indicó la CTIA en una declaración pública .
El presidente de la FCC, Tom Wheeler, también manifestó ayer, en un comunicado, que, aunque él también se opone a la creación de canales rápidos, la idea de clasificar Internet como un servicio público plantea cuestiones legales complicadas.
El veredicto de la FCC, un órgano independiente políticamente, ahora quizá se traslade al 2015, aunque se esperaba antes de concluir este año.