Es una gran idea, buena y útil: una universidad en Cataluña creó un pequeño sensor en extremo perceptivo que detecta caídas de adultos mayores y luego lo alerta a las autoridades.
Se lleva puesto todo el día y, en caso de accidente, las autoridades o parientes pueden localizar a la persona donde esté pues el dispositivo está siempre enlazado a una computadora o celular.
La plataforma también consta de un sensor para cama que detecta ausencias prolongadas. Este lanza una alarma si la persona no regresa tras un tiempo fijado. Así, el aparatito del día no se usa al dormir.
Ambos sensores persiguen mitigar los efectos de caídas en personas físicamente frágiles quienes no podrían avisar a nadie si les ocurriera un infortunio como este.
Se trata del proyecto europeo Detector de Caídas para Ancianos, en el que participa la Universidad Politénica de Cataluña (UPC), además de hospitales y servicios de emergencias de esa región española. El dispositivo se desarrolló en el Centro de Estudios Tecnológicos para la Atención a la Dependencia y la Vida Autónoma de la Universidad, liderado por Joan Cabestany.
Cuando el sensor detecta el desplome de la persona, emite automáticamente un aviso a la central telefónica del servicio de emergencia CatSalut Responde en Cataluña.
Desde allí, se localiza dónde está la persona y, acto seguido, se le llama a confirmar el accidente.
El equipo de médicos y enfermeros valoran la situación, brindan atención telefónica y envían una ambulancia si es necesario.
Este protocolo de actuación aumenta la seguridad de los pacientes, sobre todo entre personas que viven solas y a quienes se asegura de esta forma la atención médica.
Las caídas en adultos mayores constituyen un problema de salud relevante entre esta población, por la frecuencia y, ante todo, por las consecuencias derivadas del accidente como es la incapacidad física posterior que pueden provocar.
En especial, los efectos más graves se producen en los casos cuando las personas están solas y, como consecuencia de la caída, permanecen demasiado tiempo en el suelo hasta que reciben asistencia.
Esta situación, potencialmente grave, puede disparar luego problemas irreversibles de salud.
En plan piloto. El proyecto está en fase de prueba y los pacientes elegidos por los investigadores para un plan piloto pertenecen al Equipo de Atención Primaria Sardenya y el Hospital Clínico de Barcelona.
El estudio se divide en dos periodos de un semestre cada uno. En el primero, la mitad de los pacientes lleva el dispositivo y la otra mitad es grupo de control.
En el segundo semestre, se intercambiarán los grupos. Durante ambos periodos del plan piloto, habrá un seguimiento de los pacientes con visitas mensuales y llamadas por semana para hacer una evaluación del estado de estos y la detección de caídas, así como de las posibles incidencias del aparato.
Toda la iniciativa se deriva de un proyecto europeo, coordinado desde Cataluña por la UPC, en el cual participan organizaciones de salud de Irlanda, Italia y Cataluña.
La investigación extendida a otros países incluye la participación de 50 adultos mayores en Irlanda, 80 más en Italia y los 75 actualmente incluidos en Cataluña.
El proyecto europeo se inició en 2012 y está previsto que tenga una duración de 39 meses. El plan piloto en España arrancó a inicios de año y se prolongará hasta el 2015.
Estas personas son una muestra de población a quien antes se identificó con riesgo potencial de sufrir caídas ya sean fortuitas o de otro tipo debido a una enfermedad.