Con la idea de volver accesibles la ciencia y la tecnología, ayer el Gobierno presentó una nueva política estatal que replantea la visión de estas áreas del conocimiento, casi siempre ligadas a la academia, centros de investigación o sectores productivos.
Sin descuidar tales lazos, el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2015-2021 propone dedicar más recursos a cinco áreas estratégicas cercanas a la población: educación, salud, ambiente y agua, energía y alimentos y agricultura.
Cada una tendrá proyectos específicos ligados a la ciencia y tecnología a partir de un instrumento general, que cobijará todas las iniciativas, llamado Sistema Nacional Integrado de Información Científica-Tecnológica.
Con él, el Gobierno promete crear una base de datos de consulta general que agrupe, administre y distribuya el conocimiento científico, tecnológico y de innovación del país.
Cuando esta plataforma enlace información hoy dispersa en diversas entidades, será también un instrumento de inteligencia de datos al tomar decisiones mejor documentadas para financiar proyectos o atender necesidades.
Al centrarse en una fuente de consulta el quehacer científico y tecnológico, investigadores, empresarios o alguien que desee explotar una patente, podrá documentarse en profundidad, sin ir de una entidad a otra para lograrlo. Así lo expone el documento de 400 páginas presentado ayer en San José, el cual resultó de una amplia consulta inicial.
Para elaborarlo, se hicieron encuestas entre más de 13.000 pequeñas y medianas empresas, 20 organizaciones civiles, 6.000 miembros de la academia científica y 300 jerarcas de firmas externas con inversión en el país.
Gisela Kopper, ministra de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt), dijo que el mensaje de fondo es que Costa Rica “debe aprender a olvidarse de la gratificación inmediata de logros pequeños” y aprender a valorar grandes proyectos, cuyos frutos “se verán en el mediano o largo plazo, con un impacto mucho mayor”.
En un ejercicio de sentido común y afán de trascendencia, Kopper desea que su plan sirva de referencia para planificar a lo largo de otros gobiernos pues reconoce que no todos los proyectos se harán en esta administración.
Observaciones. La hoja de ruta recibió el visto bueno de algunos especialistas consultados.
Rolando Dobles Madrigal, del área de encadenamientos para exportación en la Promotora de Comercio Exterior, alabó la creación de una plataforma única de ciencia y tecnología en el país.
Para él, esto ayudaría a las personas a concretar, sin tanta burocracia, una idea al servicio de una actividad productiva.
“Ese tipo de plataforma ayuda a medir con datos duros la evolución de la ciencia y la tecnología. Con ese análisis técnico, sería más sencillo identificar dónde invertir los recursos”, señaló.
Con Dobles coincide Marisela Bonilla, del Programa Liderazgo para la Competitividad de la Fundación CRUSA, para quien la dispersión de datos es un mal crónico que entraba la labor de cooperantes, como su fundación.
“El plan considera el tema del bienestar en un sentido amplio. Procura que el conocimiento se traduzca en beneficios tangibles para las personas, y ahí coincide con la agenda internacional para elevar la competitividad y el bienestar de las naciones”, apuntó.
Otra virtud del documento es que busca generar saber en ciencias básicas. Esto servirá como semillero de profesionales que deberían ser estimulados para seguir en suelo tico, comentó José María Gutiérrez, investigador del Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica y docente de Microbiología.
“Al texto se le nota más compromiso del país a aumentar los recursos destinados al quehacer científico y tecnológico. Veremos si los políticos asignan programas de becas, fondos para investigación y creación de plazas para prevenir que el talento local se vaya a otros países”, enfatizó.