A solo cuatro meses de haber tomado las riendas del Ministerio de Seguridad, José María Tijerino hizo una serie de cambios en esa entidad; entre ellos, relevó al director de la Fuerza Pública. Por tal razón, Eric Lacayo cederá, el 30 de setiembre, el puesto a Juan José Andrade.
Lacayo explicó a
En el año 1990.
Empecé como policía raso en la Guardia de Asistencia Rural (se la llamaba GAR) en Cartago.
Fue una experiencia muy fuerte porque no existía el proceso, como sí ahora. Se ingresaba, y a partir de ya se era policía. Tenía su aspecto positivo pues ponía a tomar decisiones en caliente.
En el año 91 pasé a la Escuela de Formación de la Guardia Rural y luego estuve con diferentes grupos que atendían problemas de operaciones especiales. Ahí conocí todas las funciones de la Policía. Fue en 1998 cuando llegué como jefe a Planes y Operaciones.
En esa instancia adquiero la visión de que para atacar los problemas, debe actuarse antes y no una vez que se generen.
Habría que preguntarle al jefe de Planes y Operaciones qué pasó, pero realmente es un eje fundamental porque es la parte pensante: debe adelantarse en tiempo y espacio a los fenómenos cri-minales y a los eventos que vayan a ocurrir. Hay que tener planes de contingencia.
Particularmente estuvo en San José y se giró la instrucción de recoger todo el guaro que la gente tomaba en vía pública. Hubo menor incidencia este año en comparación con los bochornosos hechos que sucedieron en el 2009.
”En Heredia, a pesar de que hubo un herido de arma de fuego, hubo más acción preventiva. En Alajuelita, los muchachos llegaron al parque a tomar cerveza; hubo una intervención oportuna y nos adelantamos al problema.
Cariño, pertenencia a la institución y que el Estado se preocupe de que el policía que entra como raso, si se esfuerza, se pueda pensionar como ocurre en cualquier otra profesión; que se le permita tener carrera, donde haya competencia sana, donde no haya intereses personales y se excluya la política.
No creo. Ha venido evolucionando pues ahora hay requisitos.
Ha cambiado bastante. No es lo mismo de aquella policía que cada cuatro años se quitaba totalmente.
A veces temor, a veces inestabilidad.
El director de la Fuerza Pública, al igual que los directores regionales, debe tener claro que, a pesar de que tiene los requisitos, su puesto es de libre nombramiento y remoción. Es decir, el Ministro trabaja con la persona que desee.
Yo he estado preparado siempre para eso: no en el cambio de Administración, sino es una constante. Me he preparado mentalmente a que yo deje de trabajar en la Dirección de la Fuerza Pública el día que el jerarca me diga: “Ya no más; quiero un cambio”.
Al contrario. Cualquiera pensaría que, por este cambio, Eric Lacayo podría estar triste, y es todo lo contrario. Estoy joven y creo que llegué joven al puesto. El Ministro, cuando me habló de este cambio, me preguntó si tenía interés en ayudarlo en el proyecto de la escuela, y mi respuesta fue que sí.
”Nunca tuve la intención de agarrarme del escritorio y decir: ‘No me quiten’. Aquí, en el día a día, no hay tiempo para crear. Para esto, el lugar adecuado es la escuela”.
Es algo que no veo como malo porque es un puesto de libre nombramiento y remoción. No me afecta. Tengo buena relación y confianza con el Ministro.
Darles capacitación a los 13.000 policías como una constante, y mejorar la infraestructura.
Transformar la academia en lo interno, y ojalá poder consolidar la infraestructura policial que se requiere para el país.
Hay que analizar cuál es el policía que requieren las comunidades y empezar a producirlo. Para ello debemos crear una instancia que lleve el pulso de la criminalidad; además, tener radiografías de qué ocurre en otros países, y no esperar a que empiecen a quemar gente para ver cómo atendemos los problemas. La capacitación debe abarcar el tema judicial.